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Actualizado: 28 de octubre de 2025
7 Y Jefté respondió a los ancianos de Galaad: ¿No me habéis vosotros aborrecido, y me echasteis de la casa de mi padre? ¿Por qué, pues, venís ahora a mí cuando estáis en aflicción? 8 Y los ancianos de Galaad respondieron a Jefté: Por esta misma causa tornamos ahora a ti, para que vengas con nosotros, y pelees contra los hijos de Amón, y nos seas cabeza a todos los que moramos en Galaad.
ELECTRA. No vengas, hombre... por Dios, no vengas. Di que sí. MÁXIMO. ¡Ah! No te libras de mí. Chiquilla loca, tú tendrás juicio. Salen Máximo y el Marqués por el jardín. ELECTRA, EVARISTA, DON URBANO, PANTOJA, CUESTA, JOS
Mucho quieres componerte dijo la gruesa señora, mirando desconfiada a la tarjeta que el marido retenía en la mano, ¿quién es ese afortunado que así logra violar la consigna? Déjame solo, Gregoria, y no vengas sino cuando yo llame. A mí no me la pega refunfuñó misia Gregoria, éste debe ser un emisario de la rubia, que viene a traer las condiciones de la paz. Ya les daré yo buenas paces.
El acaso y el error. Celos, aun del aire, matan. Andrómeda y Perseo. El alcalde de Zalamea. La banda y la flor. Con quien vengo, vengo. El alcaide de sí mismo. El carro del cielo. De una causa dos efectos. Bien vengas, mal, si vienes solo. Certamen de amor y celos. Los cabellos de Absalón.
Poco después escribió una larga carta a su esposa rebosando de ternura. Al final le decía que al día siguiente iría a verla. Al despertarse por la mañana recibió la contestación de Carlota. «No vengas a verme. No quiero que pises esta casa. Espera a que te indique el sitio y la hora donde podemos vernos. Eres demasiado bueno, Mario.»
Verdad que entre col y col le soltaba ciertas frescuras; pero esto era muy estudiado para que Maxi no viera el juego. «No cuentes conmigo para nada; allá te las hayas... Ya te he dicho que no quiero saber si tu novia tiene los ojos negros o amarillos. A mí no me vengas con zalamerías. Te oigo por consideración; pero no me importa. ¿Que la vaya yo a ver? ¡Estás tú fresco...!».
-Yo no me acuerdo, Sancho -respondió don Quijote-, del tal capítulo; y, puesto que sea así, quiero que calles y vengas, que ya los instrumentos que anoche oímos vuelven a alegrar los valles, y sin duda los desposorios se celebrarán en el frescor de la mañana, y no en el calor de la tarde.
A poco llegó el practicante que sólo hacía servicio en la botica por las noches, y llevándole aparte, le dijo Segismundo: «Amigo Padilla, hoy mismo le voy a proponer a doña Casta que vengas de día, porque esta calamidad de Rubín tiene la cabeza como un cesto, y me temo que si se queda solo envenene a toda la parroquia». iv
Si caes enfermo, no vengas a que te cuide tu tía, que para eso sí sirvo yo, ¿eh?, para eso sí sirvo, ingrato, tunante... ¿Y te parece bien que cuando me miro en ti, cuando te saco adelante con tanto trabajo y soy para ti más que una madre; te parece bien que me des este pago, infame, y que te me cases con una mujer de mala vida?
Yo no te digo que vengas a mi balcón, porque.... Yo sé que tú vas al balcón de la directora.
Palabra del Dia
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