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Actualizado: 2 de junio de 2025
Y sin acordarse de estudiar, con la mirada vaga en el espacio estuvo pensando en la suerte de aquellos dos séres, el uno joven, rico, ilustrado, libre, dueño de sus destinos, con un brillante porvenir en lontananza, y ella, hermosa como un ensueño, pura, llena de fé y de inocencia, mecida entre amores y sonrisas, destinada á una existencia feliz, á ser adorada en familia y respetada en el mundo, y sin embargo, de aquellos dos séres llenos de amor, de ilusiones y esperanzas, por un destino fatal él vagaba por el mundo arrastrado sin cesar por un torbellino de sangre y lágrimas, sembrando el mal en vez de hacer el bien, abatiendo la virtud, y fomentando el vicio, mientras ella se moría en las sombras misteriosas del claustro, donde buscára paz y acaso encontrára sufrimientos, ¡donde entraba pura y sin mancha y espiraba como una ajada flor!...
Su charla era un gorjeo dulce, insinuante, que me conmovía y refrescaba el corazón; a impulso de ella se fue disipando poco a poco el tropel de pensamientos pérfidos que vagaba por mi cabeza. Sin saber de qué modo, también desaparecieron todos mis temores; me figuraba que aquella niña tenía algún parentesco conmigo, y no hallaba extraordinaria y peligrosa nuestra situación como al principio.
Parecíale que a fuerza de haber mirado años y años aquellas flores, mientras su pensamiento vagaba por los mundos encantados de sus ilusiones, de sus penas, se le había pegado a la colcha como un barniz de idealidad, una especie de musgo azul de sus ensueños.... En fin, aquella colcha, y otra del mismo dibujo, pero de color de rosa, eran algo así como amigas íntimas, confidentes que a él le faltaban en el mundo de los vivos.
Aquel silencio matizado por los ruidos propios de la noche hacía imaginarse a Juanito que se hallaba en un tranquilo pueblo, lejos de una vida en la que sólo había encontrado hondos pesares. Su mirada vagaba errante por entre los puntos de luz, que le parecían impenetrables jeroglíficos trazados en el cielo. ¿Cómo serían aquellos mundos?
En el ángulo de sus labios, sin embargo, vagaba una leve sonrisa maliciosa que mostraba que no sin razón la hermanita fiaba en sus profundos conocimientos. Hola, Ramoncillo dijo acercándose a Maldonado y dándole una palmada en la mejilla con familiaridad . Siempre tan guapote y tan seductor. Estas palabras fueron dichas en tono entre afectuoso e irónico, que le sentó muy mal al joven.
Mis padres, dos hermanos y Angustias habían desaparecido de la vida, y don Pepe Dávalos, depuesto de su cargo municipal, vagaba enfermo y viejo por los claustros, añorando las partidas de ajedrez con «su Merced el Señor don Alonso.» Noté que el respetuoso cariño de muchos sirvientes había amenguado, gracias a ciertos vientos de fronda que del Norte soplaban, y sentí desde un principio marcada repulsión por el nuevo administrador de la Hacienda, nombrado por el albacea de mi padre.
Particularmente aquellos de uso más inmediato y personal para su confesor, como los peines, las plumas de escribir, la fosforera, etc., fueron objeto para ella de una atención viva, ansiosa: les daba vueltas entre sus dedos con emoción, mientras una sonrisa tierna y sumisa vagaba por sus labios. Un alzacuello usado yacía sobre una silla.
Desde el obscurecer estábamos en palacio cuatro de los míos y yo; dos fuera en acecho; dos en el patio hasta que se cerraron las puertas, y yo en el interior. Vagaba yo por las galerías, y sin saber cómo no podía separarme de la habitación de doña Clara Soldevilla, cuando he aquí que un hombre llama y le abren.
La joven caminó lentamente por el sendero; recogió aquí y allá algunas flores, e hizo un ramito, que se puso en el seno. Después se sentó en el banco y se puso a concluir la gorra que Marta había comenzado. Mientras que sus manos manejaban rápidamente las agujas, su mirada vagaba delante de sí, meditabunda y olvidada de lo que hacía.
Ora vagaba mi vista sobre la multitud de artículos y folletos que yacen empezados y no acabados ha más de seis meses sobre mi mesa, y de que sólo existen los títulos, como esos nichos preparados en los cementerios que no aguardan más que el cadáver, comparación exacta, porque en cada artículo entierro una esperanza o una ilusión.
Palabra del Dia
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