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Actualizado: 22 de julio de 2025
Eso, eso sería lo mejor. No, porque como él no lo sabe, y como han pasado horas y ya estará andando quizá para unirse a usted, y no podremos avisarle, y el tren se detiene brevísimos momentos en esas estaciones... no me parece acertado. Además, que tendrían ustedes acaso que quedarse los dos en una estación mezquina, esperando otro tren.... Ese recurso no es aceptable.
La voz indefinible del fabricante de conservas tuvo el honor de unirse al eterno concierto de los mares, como uno de tantos ruidos de olas que chocan o piedras que se arrastran. El viento no quiso encargarse de llevarla a veinte varas de distancia siquiera.
Don Luis confortó su espíritu con la esperanza de que iba a tener mucha serenidad y de que Dios iba a poner en sus labios un raudal de elocuencia, por donde persuadiría a Pepita, que era tan buena, de que ella misma le impulsase a cumplir con su vocación, sacrificando el amor mundanal y haciéndose semejante a las santas mujeres que ha habido, las cuales, no ya han desistido de unirse con un novio o con un amante, sino hasta de unirse con el esposo, viviendo con él como con un hermano, según se refiere, por ejemplo, en la vida de San Eduardo, rey de Inglaterra.
Y entonces, esta igualdad no está fundada en la vileza y en el menosprecio del propio ser humano, sino en el altísimo concepto que hace formar de él el Cristianismo, enseñándonos que toda alma de hombre es imagen y semejanza de Dios, que debe aspirar a ser perfecta como Dios mismo y que es de Dios tan amada que se sacrificó por redimirla, y tan estimada, que quiso unirse con ella y hasta con el cuerpo mortal donde ella se encierra.
¡Qué lástima que no estén casados! murmuró el economista mirando a sus pulgares que estaban quietos uno frente a otro, como recelosos de unirse . Porque si vivieran como Dios manda... Ya ves qué proporción. ¡Billetes gratis, casa gratis, comida gratis!... La idea de humillarse a Amparo y ser su huésped y deberle un favor grande, sublevó el orgullo de la Pipaón...
Cuando volvía de la Segada después de haber pasado algunas horas cerca de ella y entraba por los sucios arrabales de Vegalora, nuestro señorito dejaba escapar siempre un suspiro y se pasaba la mano por la frente. Allí se rompía el encanto. La nube brillante que le envolvía durante el camino volaba á unirse con las que el sol besaba antes de morir.
Sus ojos son ese secretario que tienes y ese señorito pariente de Cristina, que busca unirse á tí, pensando en tus millones más que en Pepita. Sus manos son tu mujer y tu hija. Ellas te agarrarán cuando te sientas débil; aprovecharán un instante de desaliento para empujarte dulcemente en brazos del Intruso. Te crees libre de él y ronda á todas horas en torno tuyo.
Ojeda abandonó su asiento para unirse al grupo, y los dormitantes que estaban cerca se incorporaron igualmente, corriendo con la infantil curiosidad que inspiraba el menor suceso en la monótona existencía de a bordo... El velero estaba a corta distancia del trasatlántico, moviéndose ante su proa como una montaña de blancos lienzos cuadrangulares ligeramente rosados por el sol.
El amor de Dios y la aspiración á unirse con él, según mil veces lo explican nuestros místicos, fueron una preparación y habilitación de las almas para que obrasen luego, en la vida terrenal, inauditos prodigios de amor al prójimo, y para que diesen cima á casi sobrehumanas empresas.
El conde, por razones que ahora sería muy largo exponer, desea abandonar a la señora de Chermidy y unirse, con arreglo a su jerarquía, con una de las más ilustres familias. Se preocupa tan poco de los bienes de su futura, que asegurará a su suegro una renta de cincuenta mil francos. El suegro que él desea es usted, y me ha encargado que explore sus disposiciones.
Palabra del Dia
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