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Se ha detenido ya la corriente de europeos, y un momento se ha pensado en los chinos. Pero, como éstos son más hábiles que fuertes, y como, a pesar de chinos, son mortales, creo que se ha desistido de ese proyecto.

: lo digo con la entereza del que ya ha desistido de caminar por el escabroso sendero de la literatura, y confiesa todos sus yerros y ridiculeces.

Además, anunció que tenía sueño y éste era ya un argumento sobradamente poderoso sin necesidad del primero. La Nati tal vez hubiera desistido también de subir; pero se creía en la obligación de aguardar a Rafael. En una habitación bastante sucia del Gobierno esperaban la Amparo y Manolito Dávalos cuando Nati se les juntó.

Quiroga lo sabe todo; aviso tras de aviso ha recibido en Santiago del Estero; sabe el peligro de que su diligencia lo ha salvado; sabe el nuevo y más inminente que le aguarda, porque no han desistido sus enemigos del concebido designio. «¡A Córdoba!», grita a los postillones al ponerse en marcha, como si Córdoba fuese el término de su viaje .

Cansado de forcejear por abrir una puerta tan bien cerrada, parece que ha desistido de su empeño, y que se ha sentado en el umbral aguardando si alguien abrirá por la parte de adentro. «Ya lo veoexclama de repente, «esto es!....» y cual otro Arquimédes, sin saber lo que le sucede, saltaria del baño y echaria á correr gritando: «Lo he encontrado!..... Lo he encontrado!....»

Tratólo de tal suerte, que hacia Que el triste D. Francisco le creyese: Con este engaño y falso compellido, Mendoza de su mando ha desistido.

Ahora, las buenas señoras continuó Isidro , quieren que una noche el abate un concierto de piano, sólo para ellas... Ya han desistido de oírle una conferencia que estaba en proyecto. «El Cyrano de Rostand y el idealismo cristiano...» ¿Qué le parece el tema? ¿Se ríe usted?... Por algo lo alaban las buenas matronas, diciendo que es un cura moderno de lo más moderno.

El Conde, que debía haber ido a Biarritz, había desistido de su expedición y se había pasado en Madrid todo el verano. Con mucha frecuencia hablaba con Beatriz en largos apartes. Se sabía que la visitaba en su casa.

Mas no tuvo Monote que echar de nuevo los bofes, pues Batiste se alejó fingiendo haber desistido de tal compra. Vagó por el mercado, mirando de lejos otros animales, pero vigilando siempre con el rabillo de un ojo al gitano, el cual, fingiendo igualmente indiferencia, le seguía, le espiaba. Se acercó á un caballote fuerte y de pelo brillante, que no pensaba comprar, adivinando su alto precio.

Clara, á la madrugada, entró en el período de las conjeturas; forma con que el espíritu se da todos los tormentos imaginables. ¿Qué le había pasado? ¿Volcaría el coche? ¿le habrían salido ladrones con aquellos tremendos trabucos que pintan en las estampas? ¿Habría desistido del viaje? ¿Tendría tal vez amores con alguna muchacha del pueblo? ¿Le detendría alguna partida de realistas?