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¿Cuántos han muerto esta noche? 20 Nueve, señor doctor. Pues yo he recetado para diez enfermos. Es que el número siete se ha negado rotundamente a tomar la medicina. Comía un inglés en una fonda y le sacaron, como era 25 natural, pan tierno. Tráigame pan duro dijo al camarero. No lo hay, señor contestó éste. Pues que lo hagan. Yo esperaré. En un examen. 30 ¿Cuántos son los elementos? Cinco.

Pues «le suplico que le mire como hijo y que le tenga por natural suyo y del padre... Y mande a su segura servidora y amiga, que besa su mano...». ¿Qué tal? ¿Está con finura?... Ahora, veremos si puedo echar mi nombre... Me tiembla mucho el pulso... Tráigame la pluma... Puso un garabato, y luego mandó a Estupiñá abriese la cómoda y sacara la inscripción de las acciones del Banco.

Si desea alguna vez fijar su vista en , tráigame antes a la niña. Si alguna vez quiere hablarme o acercarse, tiene que devolvérmela. Donde ella esté, estaré yo, ¿oye? ¡Allá donde ella ha ido, me encontrará a !

referir esas curas maravillosas en una época en que yo era feliz y por lo tanto incrédulo. »Tráigame, pues, a ese hombre, se lo suplico. »Leopoldo de AvrignyEl padre de Magdalena encargó de llevar esta carta a un criado montado en buen caballo, y aquella misma tarde cerca del anochecer llegaron el cura y el pastor, quienes al recibir el mensaje se apresuraron acudir al llamamiento.

Fortunata no necesitó más, y fue a la otra casa, donde encontró a la comandanta muy afanada, porque no era un almuerzo, sino tres los que tenía que preparar, el de Juan Antonio y el de dos obreros más, cuyas respectivas mujeres se habían ido ya para la fábrica, dejándole aquel encargo. «Váyase usted a la compra le dijo , que de las tortillas se encarga una servidora...». Mucho agradeció esto doña Fuensanta, y poniéndose su toquilla encarnada, quedándose con la bata de tartán y las gruesas zapatillas de orillo, cogió el cesto y el portamonedas y fue a pedir órdenes a Severiana, que estaba en la sala, dentro de una nube de polvo. «Tráigame usted un codillo como el del otro día, para ponerlo en sal... un cuarterón de agujas cortas... Tocino hay en casa... ¡Ah!, no olvide las zanahorias, ni el cuarto de gallina... Si trae para usted sesada de carnero, cómpreme otra a ...

Extendió una mano hacia atrás y rascó la puerta con la uña, produciendo un rumor semejante al de los ratones... El fino y atento oído de la dama se dio por enterado. Carmen, vaya V. al comedor, y tráigame un vaso de agua... ¡Siento un picor en la garganta!... ¡Jesús, qué tos tan rara! Y la dama tosió hasta querer reventar.

Está cayendo una copiosa nevada; aquí nos calentamos ante un fuego magnífico, y ustedes forman un auditorio muy de mi gusto; conque, prepárense a oírme. ¡Augusto! Ordene usted que cierren bien las puertas y tráigame aquel manuscrito que usted sabe.

Y ahora, cuando hablábamos de socorrer la miseria, se me ocurrió decirle: 'Frasquito, tráigame una lista de los pobres que usted conozca, para empezar a distribuir limosnas'. La lista pronto se hace, señora mía dijo Ponte contagiado del delirio imaginativo, y pensando que debía encabezar la propuesta con el nombre del primer menesteroso del mundo: Francisco Ponte Delgado.