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Sentíase él tan propenso a la emoción, que cuando los labios de la santa tocaron su frente, le entró una leve congoja y a punto estuvo de darlo a conocer. Estrechó suavemente a la santa contra su pecho, diciéndole: «Es que lo uno no quita lo otro, y aunque yo sea incrédulo, quiero tener contenta a mi rata eclesiástica, por lo que pudiera tronar.

Si piensa usted en que el sentimiento de este deber existía en ella reforzado por el empeño de demostrar a ese incrédulo el poder de los escrúpulos escarnecidos por él, reconocerá que la muerte debía presentársele de nuevo y fatalmente como el término de su desventura.

Es que en estos pueblos de campo no hay más distracción que ocuparse de lo que hacen los demás... Vázquez rectificó: Y de lo que no hacen... ¡Bonita ocupación! Y añadió, cambiando de tono: Pues sépase usted que Coca tiene un novio, o festejante... ¡Cómo! replicó incrédulo el juez de paz. ¡Si no se ve con nadie en Tandil!

24 Mas si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, de todos es convencido, de todos es juzgado; 26 ¿Qué hay pues, hermanos? Cuando os juntáis, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación; hágase todo para edificación. 28 Y si no hubiere intérprete, calle en la Iglesia, y hable a mismo y a Dios.

Las sienes coronadas de espinas están sobriamente ensangrentadas; el tórax, vientre y piernas de impecable forma, crean una vertical que expresa serenidad absoluta; la tirantez del peso no desgarra las palmas taladradas por los clavos; los pies al caminar no se han manchado en las losas de Jerusalén ni en los pedregales del Calvario, ni los clavos han podido desbaratar su delicada estructura; el tormento no ha desfigurado un músculo; el dolor no ha alterado una línea; aquel cuerpo, por donde resbalan unas cuantas gotas de sangre, esmaltándolo con sutiles hilos de púrpura, sería verdaderamente apolino con pagana hermosura si la cabeza aureolada de vago resplandor celeste, caída como flor tronchada, no diese idea del sacrificio sobrehumano y misterioso: el martirio ha profanado la belleza sin poder afearla, y cubriendo la mitad del rostro cae un ancho mechón de la melena que ensombrece la faz cual si el artista esquivara por imposible representar el último suspiro de una agonía en que quien es inmortal muriendo dignifica la muerte: ante esta imagen el creyente se humilla y el incrédulo se apiada; es triunfo soberano del arte donde se confunden en emoción intensa la poesía de la fe y el culto a la belleza.

El milagro de Bolsena, que convenció á un clérigo incrédulo de la presencia real de Cristo en el Sacramento del altar, haciéndole ver las gotas de sangre que destilaba la Hostia, obligó al Papa Urbano IV en 1264 á instituir la fiesta del Corpus.

En vano el horrible Tamorlan, semejante á un lúgubre metéoro, azotando al orbe incrédulo á diestro y siniestro, desde Samarcanda hasta Delhy, y desde Moscovia hasta la China, cubre los páramos del Asia de ruinas y de sangre; los batallones turcos bajan de la region de los Lobos como los aludes que se desprenden de las montañas de nieve, y sojuzgan brevemente la Persia, el Asia menor, el Asia central.

Pep, estoy arruinado; eres rico si te comparas conmigo. Vengo a vivir en la torre... no hasta cuándo. Tal vez para siempre. Y entró en los detalles de instalación, mientras Pep sonreía con aire incrédulo. ¡Arruinado!... Todos los grandes señores decían lo mismo, y lo que a ellos les sobraba en su desgracia podía hacer ricos a muchos pobres.

Muy incrédulo sería preciso ser para negar que estamos en el siglo de las luces y de la más extremada civilización: el hombre ha dado ya con la verdad, y la razón más severa preside a todas las acciones y costumbres de la generación del año 1835.

Si esto pensaba el adversario y el incrédulo, ¿qué no pensarían los creyentes, los que profesaban las mismas ideas, aquellos en cuyo favor el P. Enrique tan hábil y cortésmente peleaba? La veneración, el entusiasmo, la admiración por el P. Enrique, fueron subiendo en todas aquellas almas, y más que en ninguna en el alma entusiasta, solitaria y aislada de doña Luz.