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Actualizado: 13 de junio de 2025


Sírvame de excusa que ya mi mayor delito había sido varias veces confesado, y la consideración de que cada vez que le confieso de nuevo hago sabedora á una persona más del deshonor de quien me ha dado su nombre. Todo lo sabe V. sin que yo se lo haya dicho. Bendito sea Dios, que me humilla como merezco, sin que yo, tan culpada, cometa la nueva culpa de infamar á mi pobre marido.

Su desconfianza me humilla, y la vida de esposa me es mucho mas insoportable que la horfandad.

Aristóteles llamaba á esto la purificación de las pasiones, es á saber: que el terror y la compasión, que en la vida real son tan dolorosos y aflictivos, gracias al encanto divino de la poesía, se convierten en el drama y en el poema narrativo en placer delicado, porque el terror entonces no nos enerva ni nos humilla, y porque entonces son dulces las lágrimas.

Que contra otro se emplea tambien en cierto modo la sátira, cuando la empleamos contra nosotros mismos; porqué si bien se observa, hay en nuestro interior dos hombres que disputan, que luchan, que no estan nunca en paz, y así como el hombre inteligente, moral, previsor, emplea contra el torpe, el inmoral, el ciego, la firmeza de la voluntad y el imperio de la razon, así tambien á veces lo combate y le humilla con los punzantes dardos de la sátira.

Debo confesarle también algo que me humilla, porque quiero que usted lea en mi alma como en un libro abierto. Yo me decidí á hablar á usted de amor, no porque me inspirara desde el punto en que la vi una pasión loca, sino por motivos de vanidad; porque me lisonjeaba ser amado de una dama hermosa y celebrada en el mundo cortesano.

Pues bien, en mi locura seré capaz de todo. Vos no me habéis de matar, y si me matáis, ya tendré medios para haceros entender que os conviene el que yo sea vuestra amiga. Indudablemente... indudablemente deben de haberte dado algún bebedizo. ¿Qué más bebedizo que el amor? Pero... prescindiendo de todo: ese amor debe humillarte. Lo que me humilla es que don Francisco no me ame.

Los gobiernos, movidos por la opinión pública, extraviada ó violenta, reclaman, tal vez sin mucha gana y por cumplir, pero reclaman, y suelen nacer de las reclamaciones, tirantez, enfriamiento de amistad y hasta conflictos. Y es lo más deplorable, que cuando la potencia que reclama es fuerte, humilla á la débil, en ocasiones la atrepella y casi siempre le saca el dinero.

Si hoy te humilla derrota pasajera mañana te alzarás, más grande y fuerte, sobre el fantasma de tu infausta suerte.

Todo esto en medio de una riqueza enorme y excesiva que humilla la pobreza del mundo visible. Los hay contemporáneos de todas las edades de la tierra, presentándose siempre á diversas profundidades en las treinta crisis que ha experimentado el universo mundo, variando un tanto las formas, pero persistiendo como género, y quedando cual testimonios idénticos de la vida del planeta.

Nuestra felicidad, aunque sea merecida, parece que les humilla y apenas nacida se disponen á acabar con ella. Perdonad, señores míos... En este momento no puedo sentirme alegre porque temo, en verdad, la envidia de los dioses. Una carcajada estrepitosa acogió tan severas palabras. ¡Imposible, imposible encontrar en el mundo un hombre más chistoso que el dorio!

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