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Actualizado: 4 de junio de 2025
Y cuando esta naturaleza tropezaba en su desenvolvimiento con algún obstáculo que la afeaba, estos pintores, guiados por su instinto, la interpretaban, le arrancaban su secreto deseo y la ayudaban á expresar claramente lo que sólo torpe y confusamente balbucía. No es, pues, indiferente el asunto ó tema en que la pluma de un escritor se ejercite.
En su vida había visto Miguel, ni pensaba ver, hombre más silencioso: estuvo una porción de días sin oírle el metal de la voz: cuando le tropezaba en la calle o en casa, el marino se llevaba la mano al sombrero y gruñía algo que debía ser «buenos días» o «buenas tardes» juzgando por hipótesis.
Amalia, en vez de gozar como antes con sus gracias infantiles, parecía huirlas. Dio orden de que no se la llevasen por la mañana a la cama, según costumbre. Cuando la tropezaba casualmente en los pasillos, pasaba de largo evitando mirarla. A todo más se acercaba preguntándole con acento displicente: ¿No te has lavado todavía? Anda, ve a que te arreglen.
En la compañía de éste, nuestro Pinedo adquirió gran número de relaciones útiles, llegó a conocer y tratar a toda la gente que hacía viso, entre la cual era popular. Tenía el buen tacto de echarse a un lado cuando tropezaba con un hombre inflado y soberbio, dejándole paso. No excitaba los celos de nadie y esto es medio seguro de no ser aborrecido.
Pablito hacía frecuentes, excursiones a los corredores, donde, por rara casualidad, tropezaba casi siempre a Nieves y la hacía pagar derechos de peaje. A veces, sus carcajadas reprimidas llegaban hasta el cuarto de la enferma, y ésta sonreía con benevolencia diciendo a Cecilia: ¡Qué locos! Sin ocurrírsele, por supuesto, que su adorado hijo pudiera hacer otra cosa que jugar al escondite.
Sólo en los días de banquete o recepción, o cuando casualmente le tropezaba en las casas o en la calle departía un rato con él. Después de preguntarle por su marido y por sus hijos, el duque se puso a hablar, sin sentarse, con Calderón y Pepa Frías. Un hombre rudo y campechanote en la apariencia: sonreía pocas veces: cuando lo hacía era de modo tan leve que aún podía dudarse de ello.
Pasmábase la señora de Santa Cruz de que hubiera tantísima madre por aquellos barrios, pues a cada paso tropezaba con una, con su crío en brazos, muy bien agasajado bajo el ala del mantón. A todos estos ciudadanos del porvenir no se les veía más que la cabeza por encima del hombro de su madre.
No obstante, cuando tropezaba con un personaje político de los que a él le convenía tener propicios, esta franqueza tomaba otro giro muy distinto y se transformaba en adulación y casi casi en servilismo. Mas esta farsa, aunque admirablemente desempeñada, no engañaba a nadie. El duque de Requena era tenido por un zorro de marca.
Algunas veces tropezaba la maza de un taco con el abdomen de don Pompeyo. Usted dispense, señor Guimarán. Está usted dispensado, joven respondía el pensador rascándose la barba con una ironía trágica, profunda, y sonriendo, mientras movía la cabeza dando a entender que estaba perdido el mundo. Aburrido de tanta superficialidad subía al cuarto del crimen, a ver a los partidarios del azar.
Demetria le tropezaba de vez en cuando, unas veces en la aldea, otras camino de la fuente y siempre que le veía no podía menos de estremecerse. El recuerdo del agravio que aquel hombre asqueroso la había hecho á orilla del río asaltaba su imaginación y siempre estaba temiendo que se repitiese.
Palabra del Dia
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