United States or Vietnam ? Vote for the TOP Country of the Week !


Las doce de acá y las doce de allá eran una disputa o guirigay de campanadas. «Vamos, que también se oye la Merced... Tantísima hora, tantísima hora, y no sabe una si son las doce o qué...». Para tener compañía y servicio, tomó por criada a una niña, hija de una de las placeras amigas de Segunda. Llamábase Encarnación y parecía muy formalita.

Hágame el favor... Quizás todo habría concluido de un modo pacífico; pero la Delfina se levantó de repente, poseída de la rabia de paloma que en ocasiones le entraba. ¡Ánimas benditas! De un salto salió al gabinete. Estaba amoratada de tanto llorar y de tantísima cólera como sentía... No podía hablar... se ahogaba.

Aguarde... Ahora caigo... ¿Estaba usted aquí, como guarda general en la época en que reconstruían la iglesia?... Dispense que no le haya reconocido antes, pero ha pasado desde entonces por esta casa tantísima gente...

Pensaba que con el título de duquesa, y tantísima riqueza acumulada en aquel palacio, D.ª Carmen debía de ser la mujer más feliz de la tierra. ¿Qué hace la viejecita? ¿qué hace? entró preguntando en tono medio brutal medio cariñoso, que revelaba bien la profunda indiferencia que su mujer le inspiraba. D.ª Carmen levantó los ojos sonriendo. Hola ¿eres ? Milagro, por aquí a esta hora.

Esto es una enfermedad. ¿Si se morirá la gente de esto, de no dormir?... Entonces la muerte será un despabilamiento terrible. Francamente, envidio a las ostras. ¡Cómo entra el sol por mi cuarto! El pícaro va derecho a iluminar mis pobres botas, que ya no sirven para nada. También da de lleno en mi vestidillo para hacerle, con tantísima luz, más feo de lo que es. ¡Qué miserable estoy, Dios mío!

Es una mujer que parece está bebida; pero muy bebida... ¿Y no acierta quién es?, la señá Mauricia. ¿Pero oyes, mujer, has oído? dijo doña Lupe desde el pasillo volviendo a la sala . Mauricia... borracha... ahí tienes lo que reúne tantísima gente. ¿Pero la viste bien?, ¿estás segura de que es ella? preguntó Fortunata pasado el primer momento de asombro. , señorita, ella es...

Si inventas algo, que sea panacea, una cosa que lo cure todo, absolutamente todo, y que se pueda vender en líquido, en píldoras, pastillas, cápsulas, jarabe, emplasto y en cigarros aspiradores. Pero hombre, en tantísima droga como tenéis ¿no hay tres o cuatro que bien combinadas sirvan para todos los enfermos? Es un dolor que teniendo la fortuna tan a la mano, no se la coja.

No podía pensar en que iba a dejar de verla para siempre sin sentir un frío particular hacia la región izquierda del pecho... ¡Pobre Rosa, tan sencilla, tan buena! ¡dejarla en poder de aquellos bárbaros! La conversación de su tío le cansaba; la de los paisanos más; Celesto le hacía recalar siempre a la taberna. Luego, ¡Rosa era tan linda! ¡tenía tantísima gracia!

Reconozco con mucho gusto, con muchísimo gusto dijo hablando con turbación, pero sin llanto , que al aceptar usted mis ofrecimientos lo ha hecho con lealtad... , señora mía, lo reconozco... estoy agradecido... yo no valgo nada... reconozco que usted, al responder afirmativamente a mis ruegos, echó el último puñado de tierra sobre un pasado triste; me ofreció su cariño y me consagró su persona toda, su porvenir... yo lo agradezco... pero, pero... luego cambiaron las cosas, se presentó a usted de improviso aquel sobre quien había caído tanta, tantísima tierra....

Pasmábase la señora de Santa Cruz de que hubiera tantísima madre por aquellos barrios, pues a cada paso tropezaba con una, con su crío en brazos, muy bien agasajado bajo el ala del mantón. A todos estos ciudadanos del porvenir no se les veía más que la cabeza por encima del hombro de su madre.