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Actualizado: 5 de octubre de 2025
Pero en este momento de prueba definitiva «le faltó el corazón», como decían los aficionados. Clavaba las banderillas con aplomo, como un trabajador concienzudo y serio que cumple su deber; pero al entrar a matar, el instinto de conservación, más fuerte que su voluntad, le mantenía a gran distancia del toro, sin emplear las ventajas de su estatura y su fuerte brazo.
«¡Hasta en domingo!» murmuró triste y sorprendido don Cándido: y asomándose a la ventana gritó al trabajador más próximo: ¡Eh! ¡Buen amigo! Diga Vd. al maestro, capataz o lo que sea, que haga el favor de subir aquí un instante. Momentos después estaba el maestro cantero en el comedor del cura.
No muy lejos vio a un viejo trabajador con blusa azul, boina raída y alpargatas, que venía corriendo, perseguido de un joven que, a juzgar por las mangas postizas de tartán sujetas al codo y su cabeza peinada y relamida, que llevaba descubierta, debía de ser dependiente de alguna tienda de comestibles.
Uno de los hombres iba vestido de modo diferente á sus camaradas, y más que jinete del campo parecía un trabajador de la Presa. Manos Duras le daba explicaciones, que el otro iba aceptando en silencio, aprobándolas con leves parpadeos. Este hombre montó á caballo, y Manos Duras y sus dos compañeros le siguieron con los ojos hasta que desapareció entre los grupos de áspera vegetación.
Eres honrao y trabajador, y en too Cádiz no hay quien te ponga el pie delante en sacar una cuenta por el aire. Y eres buen mozo y muy corriente cuando se ofrece... Pero tienes una enfermedad... ¿Qué enfermedad? preguntó Frasquito amoscado, mientras los demás se disponían á reirse. No sé; me parece que se llama reumatismo. ¿Y por qué dice usté eso?... vamos á ver...
Por discusiones de comité se había batido en París con un «camarada» obrero. Apenas cruzaron los sables, el trabajador recibió un corte en la cabeza. Es justo dijo el herido limpiándose la sangre . El marqués, que ha podido aprender el manejo de las armas, debe pegarle al hijo del pueblo.
El chico, un ángel de Dios, trabajador, modosito y callado, estaba en una casa de comercio; la niña ¡cuánto siento no tener aquí su retrato! la niña, que era un serafín, con unos ojazos azules y una trenza rubia, gruesa como mi brazo, y que cuando correteaba por nuestro huertecillo parecía una de esas señoritas que salen en las óperas, no iba a Barcelona con su madre sin que algún joven viniera tras sus pasos.
En el vino encuentra el poeta inspiración, el soldado ardimiento, el trabajador fuerza, el enfermo salud. En el vino halla el hombre goce y alegría y el anciano fortaleza. El vino excita la inteligencia, aviva la imaginación, fortifica la voluntad, mantiene la energía.
La otra gloria villaverdina fué un buen clérigo que nunca se acordó de su pueblo natal; un sacerdote austero, sencillo y trabajador, gran teólogo, al decir de don Román López que llegó a canónigo angelopolitano, y después a obispo, honor a que nunca aspiraron los villaverdinos; que nunca pensaron alcanzar, y que los llenó de alegría ¡Obispo un hijo de Villaverde! ¡Cielos! ¡Qué dicha!
Pero el alcalde, aunque con el mayor pesar, me dijo que no tenía más que un mal informe que añadir a los buenos que me había comunicado, y era sobre un muchacho huérfano, antes trabajador y juicioso, pero entonces muy perdido, y que además estaba causando al pueblo el grave mal de arrastrar a otros muchachos de su edad por el camino del vicio.
Palabra del Dia
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