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Actualizado: 24 de mayo de 2025
Habéis hecho bien en acechar; dadme un papel y tintero. Ruy Soto sirvió al momento los objetos pedidos al padre Aliaga, que escribió rápidamente una carta y la cerró. En el sobre se leía: «Al tribunal de la Santa inquisición».
Las flaquezas amorosas de su mayordomo le causaban más gracia que disgusto. Se las perdonaba de buen grado porque él mismo había caído en ellas y aún parecía dispuesto á caer si la ocasión se ofreciese. En cambio ya se guardaría de equivocarse en dos pesetas al rendir cuentas: le habría arrojado el tintero á la cabeza. Bueno, bueno añadió sin dejar de sonreir; vé á tranquilizar al ama.
Una mesa que no los tenía completos, sostenía apenas dos docenas de libros muy usados, un tintero y una sombrerera. Allí formaban estrecho consorcio dos babuchas en muy mal estado, con una guitarra, de la cual habían huido á toda prisa las cuatro cuerdas, quedando una sola, con que Alejo se acompañaba cierta seguidilla que sabía desde muy niño.
»DON LUIS. Bueno fuera que se me quedara en el tintero tan donosa circunstancia. Pondre particular cuidado en sacarle á menudo a motejarse cō su cōtēdor. Preciarase el viejo de muy hidalgo, por cuyo respeto, y por su mala catadura tēdra el gracioso larga materia para los apodos; honrandole el escudero tābien con los títulos de almohazador, de covarde y vinolento. Yo espero guisar todo esto de manera que cause mucha delectacion y regozijo. En quanto al hablar, gentil modo de meternos en pretina cō numero tan corto; si las demādas ó respuestas passaran entre mas de quatro, ó cinco; si los versos han de ser en quintillas, ó no. Ciento hare que hablen si fuere menester, que al passo que subiere de punto la trapala, crecera en los oyentes la cantidad de la risa. Cinco, o seis romances por ningū caso los dexarè de poner: pues porque no cinquenta tercetos? Los sonetos no seran mas que siete, colocados a trechos. En alguna descripciō no es forçoso q
Fúndese, si alguna vez hay dinero, paz y humor para fundarle, y ya entonces daré yo los consejos que dejo en el tintero ahora por no pecar de prolijo.
Pero no lo digamos y quédese en el tintero para no hacer interminable este escrito. Mucho podrá decirse en pro y en contra de las Odas del Sr. D. Eduardo Marquina, pero no que son un libro insignificante.
Pues, señores, ya que he escrito el resumen de la historia administrativa del gobernante, no dejaré en el tintero, pues con su excelencia se relaciona, el origen de un juego que conocen todos los muchachos de Lima. Nada pondré de mi estuche, que hombre verídico es el compañero de La Broma que me hizo el relato que van ustedes a leer.
Y como deciros no puedo lo que en mí es y no es, ni lo que yo soy por el efecto de vos que en mí se hace, quiero deciros, que acordándome del papel y del tintero que conmigo siempre traigo para coger al vuelo las mercedes que mi pobre musa me concede alguna vez, especialmente cuando entre las verdes alamedas del Guadalquivir la tristeza de mis pensamientos paseo, he querido escribiros por que sepáis que cuando yo vuelva a veros, más que por lo de anoche, de la justicia habréis de ampararme; y quedad con Dios, puede ser que hasta la noche, que cumplido ya mi propósito bajo vuestros miradores venga a ponerme, o si lo queréis mejor, señora mía, por la reja que a la vuelta de vuestra casa en la callejuela se halla, podéis a la media noche tener noticias del suceso de las aventuras en que por vos voy a meterme.
Al fin del día estoy muy cansada; pero yo no te olvido y a todas horas pienso en tí, y además te dedico un rato todas las noches, y a esa hora no hago más que recordarte y ver tu retrato. Son las once de la noche, estoy solita en mi pieza, y con lápiz, porque olvidé traer el tintero y la pluma, te escribo estas lineas, muy de prisa, tan de prisa que no sé cuántos disparates estoy poniendo.
La directora lo toma todo en serio, hasta las cosas serias; en este momento repasa una carta, cuyos términos no son muy de su agrado. El timbre del teléfono, instalado junto al tintero, tintinea. La directora coge el auricular y, como se hace cuando se telefona, mira vagamente al plinto que hay frente a ella.
Palabra del Dia
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