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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Ahora, al notar la libertad con que se tratan ciertas materias y la manga ancha que tiene el autor para algunos deslices, dudo de que el señor deán, cuya rigidez de buena tinta, haya gastado la de su tintero en escribir lo que el lector habrá leído. Sin embargo, no hay bastante razón para negar que sea el señor deán el autor de los Paralipómenos.

En un cajón de su escritorio estaba en un cuadrito la estampa de la Virgen de Regla que el día de su marcha le había regalado su madre; púsola en pie, delante de , apoyada en el tintero, y comenzó a escribir, a escribir, y se llevó dos horas escribiendo... Estaba contentísimo; sus negocios marchaban muy bien, y la Restauración era cosa segura. La condesa de Albornoz...

La verdad es que ser diputado a ese precio... ¿Pues a qué precio cree usted que son diputados los demás? Terciaron en la porfía, auxiliando a don Celso, sus cinco camaradas; y al cabo lograron reducir a don Simón, en el instante en que ponía Cuarterola sobre la mesa un tintero de cuerno con pluma de ave, y medio pliego de papel con lamparones de aceite.

Le acompañó hasta la puerta, rascándose la mota, y dejó paso franco: un saloncito, primero, con muebles pretenciosos, y en la pared un cuadro litográfico, con marco negro, representando a San Martín; en medio, una mesita y un tintero de bronce, con el busto de Belgrano.

Es usted un amigo a quien aprecio muchos años hace, y esto nos basta al señor don Simón y a para prestarle de buena gana este ligerísimo servicio. Conque traiga usted papel y tintero, que vamos a escribir una carta, que puede ser la fortuna de usted. Como nada perdía en ello el tabernero, movióse perezosamente para complacer a don Celso.

Distinguía estas dos ideas en absoluto, sin que influyera nada en él ni la idea de utilidad, ni aun la de bondad. Pareciole encantadora una mariposa que extraviada entró en su cuarto. Un tintero le parecía horrible, a pesar de que su tío le demostró con ingeniosos argumentos, que servía para poner la tinta de escribir... la tinta de escribir.

Pero si voy a juzgar a las mujeres por mi tía, pienso que voy a preferir considerablemente a los hombres. Luego recordé que el biógrafo era de sexo masculino, y pensé que sin duda habría tenido por cortés, amable y modesto, dejarse en el tintero y pasar en silencio a sus congéneres. Y me dormí sobre esta luminosa idea. Levanteme contentísima al día siguiente.

Cotarelo, por virtud de su severidad histórica, no ha podido menos de dejarse en el tintero, tal vez a pesar suyo.

Decoraba tan tétrica pieza una mesa-escritorio, y sobre ella un tintero de cuerno, un viejísimo bade de suela, no cuántas plumas de ganso y una caja de obleas vacía.

Trata de sentarse a una de las mesas que hay esparcidas por la sala, sobre las cuales, para que nada llame y distraiga la atención, no suele haber ni pupitre, ni papel, ni plumas, ni tintero; nada más que la madera lisa y reluciente, invitando al estudio y a la patinación. Al tomar una de las sillas, observa con dolor que está cubierta de polvo y quizá de algo más. ¿Qué tiene esto de particular?

Palabra del Dia

condesciende

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