Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 28 de junio de 2025


Jacinta le daba bromas por su forzada esclavitud, y él, hallando distracción en aquellas guasitas, hizo como que le pegaba, la cogió por un brazo, le atenazó la barba con los dedos, le sacudió la cabeza, después le dio bofetadas, terribles bofetadas, y luego muchísimos porrazos en diferentes partes del cuerpo, y grandes pinchazos o estocadas con el dedo índice muy tieso.

El presidente del tribunal, un hombre pequeñito que habla con pretensión florida, recién afeitado y de piel sonrosada, con unos ojos brillantes y siempre inquietos; el secretario general de la prefectura, alto, de anchas espaldas, tieso siempre, como orgulloso de los triunfos que le valía su voz de barítono; el segundo inspector, moreno, de grandes cejas, con los bigotes como de cepillo, con los cabellos cortados según la ordenanza, presentaba el tipo completo del forestal a la manera antigua, feo como un jabalí y rugoso como un roble.

En una mesa maqueada, de trabajo muy lindo, había, entre varios juguetes de porcelana y un álbum de retratos, una gran chocolatera de cobre, vieja y requemada, con su molinillo de palo muy tieso, chorreando espeso líquido. La condesa mostró a Margarita con la punta de la sombrilla el extraño bibelot, diciendo muy bajo: Caprichos de artista...

El terreno de este lugar es de tal cualidad que cuando llueve está tieso y cuando los soles son mayores se enternecen los lodos y se os pegan los pies al suelo que apenas los podreis levantar. De las cercas adentro tiene grandísima copia de volatería de cucarachas y grande abundancia de montería de ratones que muchos de ellos se aculan y resisten á los monteros como jabalíes.

Don Pompeyo no decía que ni que no; cierto era que el tenía un poco de panza, no mucho, obra de la edad y la vida sedentaria; que andaba muy tieso, porque creía que «quien era recto como espíritu, digámoslo así, debía serlo como físico»; pero en punto a los vestigios de raza y nación él se declaraba neutral: quería decir que le era indiferente esta cuestión, toda vez que tan español consideraba a un portugués como a un castellano como a un extremeño.

¡Y qué hombre más encantador señor cura! ¡Su porte era majestuoso, su fisonomía noble y hermosa; tenía una barba tan bonita, recortada en punta y unos ojos tan lindos! Me detuve un instante para tomar aliento, y el cura, espantado, enderesándose tieso como esos diablillos de resorte encerrados en cajas de cartón, exclamó: ¿De dónde ha sacado usted todas esas tonterías, señorita?

Poco antes de mediodía llegó, acompañado por otro empleado, el jefe de la correspondiente oficina del Registro Civil. Era un señor gordo, tieso, de cabello y bigotes grises, y cuya apostura digna parecía afirmar la importancia de la ceremonia que iba a realizarse. Al entrar en la sala hizo una gran reverencia.

Rosalía sentía hacia ella respetuoso afecto y la oía siempre con sumisión, conceptuándola como gran autoridad en materias sociales y en toda suerte de elegancias. A los ojos de la señora de Thiers, el brillantísimo pasado de Cándida había dejado, al borrarse del tiempo, resplandores de prestigio y nobleza en torno al busto romano y al tieso empaque de la ilustre viuda.

Se levantó rígido, tieso como un muerto, pareciendo que se alargaba su estatura hasta crecer la mitad... Allí..., allí..., allá lejos, a veinte brazas de aquella roca se agitaba el agua un poco, se formaba un remolino, aparecía un punto negro... , , no había duda... ¡Jesucristo!... ¡Una manita crispada que se alza pidiendo socorro!...

Pues me cuelo en él aunque me quede tieso. La bañera te haría salir á palos. Eso me conviene para entrar en calor más pronto. ¡Qué sin vergüenza! ¡Noticia fresca! Acabo de decírtelo. Velázquez al volverse y observar la maniobra de Antonio, sintió un movimiento de cólera. Pero se calmó pronto al ver la silla cercana á Soledad desocupada. Por impulso repentino se sentó atrevidamente en ella.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando