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De este modo siguieron la defensa, hasta que murieron todos los que tuvieron la temeridad de emprenderla: cuyo hecho se hará muy dudoso, á cuantos por las distancia ó por el equivocado concepto en que habian tenido hasta ahora á los indios del Perú, no puedan hacer un cabal juicio del valor con que despreciaron sus vidas, por sostener tan terrible sedicion.

Hízolo el Padre Cardiel con grande trabajo, y le dijo el Padre Matias, que aquella su gente venia muy fatigada con tanta carga, y que habiendo pensado mejor en el punto, le parecía ser temeridad irse á meter entre bárbaros no conocidos, y de á caballo.

Preguntóle el general: -Dime, mal aconsejado perro, ¿quién te movió a matarme mis soldados, pues veías ser imposible el escaparte? ¿Ese respeto se guarda a las capitanas? ¿No sabes que no es valentía la temeridad? Las esperanzas dudosas han de hacer a los hombres atrevidos, pero no temerarios.

Dejar esto, que es seguro y positivo, por la esperanza ilusoria de otra cosa mejor, téngolo por verdadera temeridad a más de insigne ingratitud. Dados vuestros antecedentes, vuestra procedencia, vuestra educación, concededme, y no os ofendáis por ello, que lo probable, lo racional, lo seguro, es que no hagáis en parte alguna papel más alto y más airoso que el que hacéis aquí.

También estaba en pie el picador, agitándose entre los brazos de los chulos, furioso contra el toro y queriendo evitar a viva fuerza, con ciega temeridad, y a pesar del aturdimiento de la caída, volver a montar y continuar el ataque. Fue imposible disuadirle; y volvió, en efecto, a montar sobre la pobre víctima, hundiéndole las espuelas en sus destrozados ijares.

El cachaco es el calavera de buen tono, alegre, decidor, con entusiasmo comunicativo, capaz de hacer bailar una ronda infernal a diez esfinges egipcias, organizador de las cuadrillas de a caballo en la plaza el día nacional, dispuesto a hacer trepar su caballo a un balcón para alcanzar una sonrisa, jugador de altura, dejando hasta el último peso en una mesa de juego a propósito de una rifa, pronto a tomarse a tiros con el que lo busque, bravo hasta la temeridad... y que concluye generalmente, después de uno o dos viajes a Europa, desencantando de la vida, en alguna hacienda de la sabana, de donde sólo hace raras apariciones en Bogotá.

Liette le dirigió su hermosa mirada húmeda y agradecida. ¡Qué bueno es usted, señor Hardoin! Cree usted que puedo dispensarme... Creo, querida niña, que la valentía no es la temeridad... Arrojarse al fuego para salvar a un semejante es muy hermoso... Pero exponerse sin utilidad no tiene nada de razonable. No somos salamandras, qué diablo... Gracias.

Laméntase en el prólogo de la profunda decadencia del teatro de su tiempo, y dice, hablando de sus propios esfuerzos, que si bien se calificaría de temeridad su afirmación de haber sabido imitar al famoso Calderón, modelo y gran maestro del arte dramático, debe, sin embargo, confesar que ha puesto todo su empeño en conseguirlo.

Largas fueron las deliberaciones del consejo, y aunque Fenton y Burley sostuvieron que la misión de la vanguardia quedaba bien cumplida por entonces, pues habían averiguado la posición y número del enemigo, y que era temeridad continuar allí con sólo cuatrocientos hombres, entre un ejército de sesenta mil y un caudaloso río, prevaleció la opinión del señor de Morel y otros caballeros, que no querían repasar el Ebro sin ver á un solo enemigo ni intentar hazaña ó aventura por arriesgada que fuese.

Está loco contestó riendo y abrazándome . No, no permito yo que tan buen amigo perezca por una temeridad. La vida es hermosa, y quien pensase lo contrario, es un imbécil. Ya llegamos a Cádiz. Tío Hígados, eche aceite a la lamparilla, que ya estamos cerca de la taberna de Poenco. Al anochecer llegamos a Cádiz. Lord Gray me llevó a su casa, donde nos mudamos de ropa, y cenamos después.