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Actualizado: 27 de junio de 2025


Pero las mujeres estaban rendidas: no tardaron en hablar de su casa; se inició la retirada por la vieja Cardenala y poco á poco fueron desfilando casi todos. No quedaron en la tienda más que los borrachos empedernidos, el señor Rafael, el maestro carpintero, el Cardenal y otros cuatro ó cinco convidados.

Anduvieron varias calles, y al fin llegaron á la plazuela de Afligidos; se detuvieron ante una puerta enorme, de las que en aquel antiquísimo sitio dan entrada á las vetustas casas del siglo XVII, y Bozmediano, el joven, tocó. No tardaron en abrirles, y entraron. Lázaro, que les observaba desde lejos, notó que parecían recatarse, procurando no ser vistos.

No tirarán mas que si yo llamo. ¡Puede usted estar tranquilo! Y ahora, en marcha; hay que estar de vuelta antes de que llegue la noche. Los expedicionarios salieron. ¡Buena suerte! les gritó Hullin, mientras trepaban por la nieve para salvar los obstáculos amontonados en el camino. No tardaron los tres cazadores en descender al sendero que acorta el camino hacia la derecha de la sierra.

Mi regimiento permanecía intacto, reservado sin duda para alguna ocasión solemne. Los franceses no tardaron en intentar la adquisición del puente perdido. Su primer ataque fué débil, pero el segundo violentísimo. Oíd cómo fué el primero. La infantería española, desplegándose en guerrillas a un lado y a otro del camino, les azotaba con espeso tiroteo.

Jamás sus compañeros habían visto a sus hijas tan cortejadas. ¿Sereu vint? preguntó. Los atlots tardaron en contestar, ocupados en cálculos mentales, murmurando nombres de amigos. ¿Veinte?... Más, muchos más. Podía contar con unos treinta. El payés extremó su falsa indignación. ¡Treinta! ¿Creían acaso que él no necesitaba descanso y que iba a pasar la noche en vela presenciando sus galanteos?...

Suponíales muy tranquilos y de color de cera dentro de aquella caja que llevaba un tío cualquiera al hombro, como se lleva una escopeta. «Aquí es» dijo Guillermina, después de andar un trecho por la calle del Bastero y de doblar una esquina. No tardaron en encontrarse dentro de un patio cuadrilongo.

Y sin dejarme contestar pasó a otra cosa. Pero, niño... ¡si estás tamaño! ¡qué grande! ¡qué buen mozo! Detúvose delante de una casa de pobre apariencia. Asió el llamador, y ¡Tan! ¡Tan! No tardaron en abrir. Apareció una joven que me miró con insistente curiosidad. Entren... dijo. ¡Doña Carmelita! gritó Andrés, entrando, ¡Doña Carmelita! ¡Aquí está el niño! ¡Muy grande! Y... ¡muy formal!

Los dos amigos subieron sobre cubierta, donde no tardaron en encontrar al hombre que buscaban. El comisionista, que hablaba algo de español, entabló conversación con él, y después de algunas frases triviales, le dijo: ¿Se ha ido a la cama su amo de usted? , señor respondió el criado, echando a su interlocutor una mirada llena de penetración y malicia. ¿Es muy rico?

Sin dilación alguna se dirigió nuevamente al barrio de la Viña y se detuvo delante de la casa de su antigua querida: acercóse á una reja baja que tenía, llamó con los dedos á los cristales y esperó. No tardaron en abrir. ¿Estás ahí, desaborío? Aquí estoy, limoncito verde. ¿Por qué limoncito verde? Porque eres agria para y veo mis esperanzas cada vez más verdes.

A la mañana salieron á recoger la presa, y fué de manera que tardaron ocho dias en retirarla dentro de Galípoli, vestidos de seda y oro, en aquel tiempo mas estimados por no ser tan comunes, en gran cantidad, armas lucidas, y joyas de mucho precio, tres mil caballos de servicio, y bastimentos en tanta abundancia, que en muchos dias no se pudiera temer en Galípoli falta de ellos.

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