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Actualizado: 2 de junio de 2025
Fué un grande hombre murmuraba don Esteban . Hay que reconocer que fué un grande hombre... Lo decía tímidamente, sintiendo que sus entusiasmos por aquella época remota le obligasen á hacer esta concesión á un enemigo de la Iglesia.
Algunas rocas se asomaban tímidamente entre la arena, como para brindar con asientos y descanso en aquella tranquila orilla. A una de estas rocas estaba amarrada la barca del pescador, balanceándose al empuje de la marea, cual se impacienta el corcel que han sujetado.
Sólo una tenue brisa cargada con los acres olores de los pinos de la orilla venía a besar tímidamente la espalda turgente de las aguas y los cuellos no menos turgentes y frescos de las señoras. No era todavía una brisa legítimamente marinera sino mestiza, con las cualidades de mar y tierra.
Los ojos de Tòni, cada vez más hinchados y vidriosos, acabaron por soltar una lágrima... ¡Separarse así después de una vida fraternal en la que los meses valían por años!... Avanzó tímidamente para apoderarse de una de las manos de Ferragut, blanda, desmayada, inexpresiva. Su frío contacto le hizo vacilar.
No se llamaba Velázquez; se llamaba González apuntó tímidamente Nuncita. Y después de decirlo volvió a ruborizarse. ¡Eso es, González! exclamó su hermana haciendo memoria. Bueno, es igual, sería un contemporáneo suyo, de la buena raza de pintores del siglo XVII manifestó Paco sin turbarse por las carcajadas de los tertulios, que se espantaban de la inocencia de aquellas pobres mujeres.
Pasaban días y días sin que la cobranza se abriese, y las pobres mujeres, tímidamente al principio, después en voz alta y angustiosa, preguntaban a las maestras: «Y luego, ¿cuándo nos darán los cuartos?». Fue en crescendo el run run y se convirtió en formidable marejada.
Tomaba lo que le ofrecían, después de pedir tímidamente un poco más. Así, pieza tras pieza, se desmontaba la casa. Y esta, poco a poco, se iba quedando vacía, se iba agrandando. El frío y la soledad se apresuraban a invadir los polvorientos y tristísimos huecos que los muebles dejaban tras sí. Cuando hubo concluido, la sala era un páramo.
Por el contrario, en todas las casas por delante de las cuales pasaba, las ventanas se cubrían de rostros que lo observaban gravemente y que, al ser saludados por él, desaparecían tímidamente detrás de las cortinas.
¡Basta de romances! exclamó de improviso Santorcaz, asustándonos a todos con su interrupción . Eso es cosa de chiquillos, y no de hombres formales. ¿No sabe usted más que eso? Sé muchos más dijo tímidamente el joven . Don Paco me ha enseñado muchos, y me los hace aprender de memoria para que los diga en las tertulias. ¿Y nada más le ha enseñado a usted ese Sr.
Abrió los ojos, sus divinos ojos obscuros, encendidos otra vez con un sano fulgor de alegría, y vió cómo la luna, al través de los vidrios descubiertos, ponía a los pies de su cama una pálida alfombra de luz que iluminaba tímidamente toda la habitación.
Palabra del Dia
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