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Actualizado: 28 de junio de 2025
Sin embargo, trató de apurar todos los recursos de su ingenio para dominarle. ¡Estábamos tan bien en nuestra casa de Pamplona!... dijo con pena . Nada faltaba allí. Pero sobraban muchas cosas. ¿Qué? ¡Tus beneficios tus cuidados, tu... tú!... gritó agrandando la voz a cada palabra . Como me llamo Zumalacárregui, así es verdad que me incomodan tus beneficios. No quiero nada tuyo. Salvador calló.
Tomaba lo que le ofrecían, después de pedir tímidamente un poco más. Así, pieza tras pieza, se desmontaba la casa. Y esta, poco a poco, se iba quedando vacía, se iba agrandando. El frío y la soledad se apresuraban a invadir los polvorientos y tristísimos huecos que los muebles dejaban tras sí. Cuando hubo concluido, la sala era un páramo.
Pasaba Toledo la tarde y las primeras horas de la noche en el atrio, esperando siempre buenas noticias, aceptando las malas con un optimismo ágil que encontraba excusa y justificación á todo. Se iba agrandando el círculo de sus amistades.
No puede una vivir sin tener algún ser pequeñito a quien adorar. ¡Hija de mi alma!, es una gran desgracia para todos que tú no nos des algo. A Jacinta se le clavó esta frase en el corazón, y estuvo temblando un rato en él y agrandando la herida, como sucede con las flechas que no se han clavado bien. «Pues sí, esta casa es muy... muy sosona.
¡Oh, mientras el ancho sol ocultábase allá abajo y se alejaban todos jadeantes, agrandando sus sombras sobre los terrones de los surcos y las sendas húmedas con el sereno del crepúsculo, cómo maldecía yo, cómo odiaba a toda la banda, hombres y animales!... Ni mi compañero ni yo podíamos lanzar, como de costumbre, unas notitas de despedida a ese día que expiraba.
En estos últimos tiempos, el eterno Cóndor de los tiempos ha estremecido de tal modo mi cielo hasta en sus alturas, agrandando el tumulto producido por el pasaje y la huida de los años, y tengo tan obstinadamente los ojos fijos en el inquietante horizonte, que no me queda tiempo para mis dulces ocios.
Repasaba en su memoria todos los objetos, sin que uno solo escapase á este inventario mental. Cosas que había olvidado resurgían ahora en su recuerdo, y el miedo á perderlas parecía darle mayor brillo, agrandando su tamaño, infundiéndolas nuevo valor.
Cuando vio a Muñoz se entristeció, le tendió la mano casi con timidez. Sus ojos expresaban dulzura y seriedad. Lucía caminó rápidamente hacia ella. ¡Qué bonita estás! exclamó contemplándola con admiración. En seguida, para dejarla con Muñoz, le hizo un signo de inteligencia, agrandando los ojos y sonriendo; le dio la espalda y fue a tomarle las manos a Charito.
Y mientras toda una generación soñaba con los ojos puestos en el libro y una mano en la cruz de la tizona, íbase agrandando el radio de los argonautas al otro lado del Océano. Detrás de las islas de recientes desengaños extendía la inmensa tierra firme un mundo de misterios.
Su campo estaba dentro de mí, y sus fuerzas terribles chocaban dentro del espacio silencioso de mi pensamiento. ¿Cómo no atender a ella más que a otra alguna? El corazón, tirano indiscutible, agrandando inconmensurablemente las proporciones de mi batalla, habíala hecho mayor que aquella de que tal vez dependían los destinos del mundo.
Palabra del Dia
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