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Actualizado: 3 de junio de 2025
Las palabras de «madre falsa, ladrona de herencias» llegaron a sus oídos y la hicieron estremecer. Sus enemigos estaban hablando del secreto cuyo conocimiento ella perseguía al precio de las más sangrientas humillaciones y los más crueles sufrimientos. Impresionada hasta el punto de que casi le faltaban las fuerzas, apoyó la mano en la pared y se deslizó hasta la puerta.
¡Pues ya lo creo! dijo con el entusiasmo de un poeta el padre Ambrosio; mi vida era triste, llena de sufrimientos, llena de recuerdos, combatida por pasiones que había exacerbado la desgracia, y... si hace diez años, no hubiera encontrado a mi paso a esa niña que se arrastraba sobre sus manecitas en los corredores de la casa de vecindad donde me había llevado a vivir mi pobreza... Yo lo había perdido todo; parientes, amigos, afectos, hasta la paz de mi celda, de la cual me arrojaron las necesidades de la nación... la planta marchita y enferma que vegeta sobre un terreno ingrato, siente con delicia, y parece reanimarse al soplo de las auras de la mañana.
Debe usted salir de ahí: usted es mi tío dijo con orgullo . Vuelva á su casa, donde le corresponde estar. Mis camaradas tendrán mucho gusto en conocerle; son hombres muy distinguidos. Se lamentó luego de lo que el viejo hubiese podido sufrir. No sabía con certeza en qué consistían tales sufrimientos, pero adivinaba que los primeros instantes de la invasión habrían sido crueles para él.
La experiencia dio tan buenos resultados, que el pobre hombre, fuese dichoso, fuese desgraciado, había de dejar la vida en ella. Un suplicio prolongado lo mataba lentamente; la gracia que pedía lo hubiera matado de repente. Después de un verano de sufrimientos cotidianos, sus facultades intelectuales habían descendido sensiblemente.
Aquí me tienes, virgen de sublimes amores. Ante el ara sombría de tus hondos dolores, donde fulgura el cirio de la Fatalidad, permite que lamente tus penas y tormentos, yo que, cual tú, he sentido también mis sufrimientos, sin ver siquiera un prado de la Felicidad.
Con ella, la felicidad y la prosperidad de la casa se afirmaron, y no huyeron más del hogar del infatigable trabajador. Hacía doce años que el señor Aubry disfrutaba de esta dichosa paz cuando encontró a Juan Durand. Se le presentaban de improviso sus propios sufrimientos, en el abandono y la miseria del chico.
Iré seguramente por mis pobres, iré... y ella me dará dinero, pero no me dará nada más que dinero. La Marquesa daba algo más, daba parte de su vida, parte de su corazón, juntos íbamos todas las semanas a visitar a los pobres y enfermos. Ella conocía todos los sufrimientos y todas las miserias de la aldea.
En el mundo no hay más que nosotros dos; lo demás poco importa. ¿Quieres sacrificarnos á rencores pueriles y á odios vergonzosos? ¿Qué hemos hecho nosotros para merecer tales sufrimientos? ¿Cuál es nuestro crimen, amarnos? ¡Crimen muy dulce, por cierto! La joven se había inclinado hacia él. Mauricio tomó su mano y la apoyó contra el corazón.
En más de una ocasión la Virgen grabada en el devocionario pareció mover sus líneas y alterar sus rasgos, dando al rostro divino las facciones de la mujer amada. Sus alucinaciones, aun tomando forma de impiedades, no llegaron a mancharse de lujuria; pero su misma voluntad, capaz de dominarlas, iba dejando de ser lo suficiente poderosa para evitarlas. Nadie, sin embargo, supo sus sufrimientos.
No, no, Nina: desde que te fuiste, ¡mira qué casualidad! entró la suerte en mi casa... Parece un milagro, ¿verdad? ¿Te acuerdas de lo que hablábamos, aburriditas en esta soledad, ¡ay! en aquellas noches de miseria y sufrimientos?
Palabra del Dia
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