Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 27 de mayo de 2025
Muchas tierras de la lejana Oceanía se hallaban en comunicación más frecuente con los grandes núcleos humanos que esta isla, arrasada en otros tiempos por la guerra y la rapiña, y mísera ahora al hallarse lejos del camino de los grandes buques, encerrada en un cinturón de islotes, rocas y bajos, entre freos y canales cuyas aguas transparentaban el fondo submarino.
Veía la muchedumbre indefensa y pacífica amontonándose en los botes, que zozobraban; las mujeres arrojándose al mar con un niño en brazos; toda la confusión mortal de la catástrofe... Luego, el submarino que emergía para contemplar su obra; los alemanes agrupados en la cubierta de acero húmedo, riendo y bromeando, satisfechos de la rapidez de su labor; y en una extensión de varias millas, el mar poblado de bultos negros arrastrados lentamente por las olas: hombres que flotaban de espaldas, inmóviles, con los ojos vidriosos fijos en el cielo; niños con la rubia cabellera tendida como una máscara sobre su rostro lívido; cadáveres de madres oprimiendo sobre su seno, con fría rigidez, el pequeño cadáver de una criatura asesinada antes de que pudiera darse cuenta de la vida.
El buque inglés pretendía escapar valiéndose de su velocidad superior. Entonces el submarino le enviaba un torpedo... Todo esto había ocurrido en veinte minutos. De pronto se extinguían los ecos de la lejana tragedia al cortarse la comunicación. Un chirrido más fuerte en los aparatos, y ¡nada!... el silencio absoluto.
El capitán, por el tubo acústico que descendía á las máquinas, gritó órdenes enérgicas para que desarrollasen toda la velocidad. Mientras tanto, el piloto, agarrado á la rueda, dispuesto á morir sin soltarla, dirigía el buque en zigzags para no ofrecer una puntería fija al submarino. Todos los tripulantes contemplaban desde las bordas el bastón lejano é insignificante del periscopio.
Los pedazos de palo, los botes vacíos de conservas que brillaban bajo el sol, los manojos de algas, una gaviota con las alas recogidas dejándose mecer por la ola, hacían pensar en el periscopio del submarino asomando á flor de agua. De noche, la vigilancia aún era mayor. Al peligro de los sumergibles había que añadir el de una colisión.
Formaba el coral rojos bosques inmóviles en el zócalo submarino de las islas Baleares y en las costas de Nápoles y África. El ámbar gris se encontraba en los acantilados de Sicilia. Las esponjas crecían en las aguas tranquilas al abrigo de los peñascos de Mallorca y de las islas griegas.
Para obligarle á detenerse, su cañón le envió dos proyectiles, que cayeron en el agua. El vapor moderó su marcha, pero fué para colocarse en mejor posición y que maniobrase con desahogo su pieza de popa. A los primeros tiros el submarino empezó á retroceder, guardando una prudente distancia, sorprendido de que contestasen á su agresión.
Al circular, los visitantes tomaban una palidez lívida, como si marchasen por un desfiladero submarino. El agua tranquila de los estanques apenas era visible. Detrás de los vidrios sólo parecía existir una atmósfera maravillosa, un ambiente de sueño, en el que subían y bajaban flotantes seres de colores. Las burbujas de su respiración era lo único que delataba la presencia del líquido.
Se marcó á lo lejos, en el redondel de sus gemelos, el extremo de un palo negro y derecho que cortaba las aguas, sonrosadas por el alba, dejando un rastro de espuma. ¡Submarino! gritó el capitán. Tòni no dijo nada, pero apartando de un zarpazo al timonel, agarró la rueda, dando al buque otra dirección. El movimiento fué oportuno.
Palabra del Dia
Otros Mirando