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Actualizado: 1 de mayo de 2025


Desaparece, máscara envidiosa, que tomas una forma que no es la tuya» dijo él; y Clara, ensangrentada, se ofreció a sus ojos, el brazo armado de un cuchillo aun húmedo, la vista extraviada, el pecho marchito y destrozado, la tez lívida. »La llegada del día no le libra de aquella sombra y sus sentidos caen en un sopor; ella murmura a sus oídos un largo suspiro.

Petrilla aprovechaba del sopor general para lanzar alguna ojeada al banco vecino al nuestro, y Reina de Lavalle se preparaba a meditar sobre las vicisitudes de la vida representadas por una tía y el aburrimiento de los sermones.

Caí al suelo, y en aquel sopor... vete haciendo cargo... en aquel sopor se me apareció un ángel y me dijo, dice: 'José, no tengas celos, que si tu mujer está encinta, es por obra del Pensamiento puro.... ¿Ves qué disparates? Es que ayer tarde trinqué la Biblia y leí el pasaje aquel de...».

Febrer casi se durmió arrullado por estos gritos de amenaza. Había colocado tras la puerta la misma barricada de la noche anterior. Mientras sonasen los gritos tenía la certeza de que ningún peligro le amenazaba. De pronto, se incorporó, repeliendo ese sopor que precede al sueño. Ya no sonaban aullidos.

De un lado el pesado champan, barca toldada de palmas secas, de 20 á 50 metros de longitud y dos ó tres de anchura especie de choza flotante, y montado por multitud de bogas que gritan atrozmente y parecen una legion de salvajes del desierto; ó bien la miserable ramada indígena, expuesta á la cólera de los vientos, las invasiones de los reptiles y las fieras, ó los chubascos de las tempestades de invierno, con un menaje tan extravagante como pobre, y abrigando familias de salvaje fisonomía, fruto del cruzamiento de dos ó tres razas diferentes, y para las cuales el cristianismo es una mezcla informe de impiedad é idolatría, la ley un embrollo incomprensible, la civilizacion una niebla espesa, y lo porvenir como lo presente y lo pasado se confunden en una igual situacion de sopor, indolencia y brutalidad!

Un haz de cañas se elevaba esbelto, y a su lado, las agudas poas sacudían su escobillón de terciopelo castaño. Regalada frescura subía del agua. Era la nota característica del paisaje, dulce melancolía, blando adormecimiento, el reposo de la madre Naturaleza cuando, fatigada de la continua gestación del estío, se prepara al sopor invernal.

En el dulce sopor de aquellas horas, cobijada por la piedad y el amor, Carmen sentía una secreta voluptuosidad en remover las imágenes espantosas de la casa de Rucanto y hacerlas desfilar en su memoria como una procesión negra, maldita y condenada.

Siguió tirando de aquella mano, y fue condensándose la vaguedad del rostro, hasta reconocer a Pablo Valls inclinado sobre él, moviendo los labios como si murmurase palabras cariñosas que no podía oír. «¡Otra vez!... ¡Siempre el capitán apareciendo en sus deliriosSumióse de nuevo el enfermo en su inconsciencia después de esta rápida visión. Ahora su sopor era más tranquilo.

La llegada del conde y de Le Bris no la hizo salir tampoco de su sopor. El señor Stevens, seguido del actuario, hizo la información ocular y dictó la descripción del cadáver con la impasibilidad de la justicia, rogando al doctor que declarase cuanto supiera. Le Bris contó todo lo ocurrido, lo que sabía él, y esto, junto con lo que él mismo vio, confirmó al magistrado en la idea del suicidio.

Concluye todo por un sopor tan breve como profundo, y en seguida vuelvo a mi ser natural, ¡ay!, a la miseria humano, a la realidad asquerosa, a la vejez caduca... ¡Don José! ¡Don José de mi alma! No me riñas; te digo que no me riñas. ¡Ser algo durante diez minutos! Los que no somos nada, caemos en estos peligros. Pues te confesaré todo con tal que no me riñas.

Palabra del Dia

bagani

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