Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de mayo de 2025
Sofocado y anheloso, el pobre diablo hubiera querido echarse a los pies de su jefe, pero no era aquel el momento, y, sin más tardanzas ni protestas ociosas, le cogió en sus vigorosos brazos y se le llevó corriendo hasta el Blockhaus, al que llegó jadeando y no sin sufrir una descarga general. Carlos estaba salvado. Ragasse domado.
Completamente despierta y considerando ahora lo ocurrido á varias horas de distancia, empezó á convencerse de que alguien había estado junto á su ventana al amanecer. Recordó un ruido sofocado de pasos en la galería exterior y el leve crujido de la madera de la pared bajo el peso de un cuerpo apoyado en ella.
No habían conocido a su madre, y Fermín ocupó para la pequeña el vacío que dejó al morir aquella mujer, cuyo rostro, bondadoso y triste, apenas si recordaban. ¿Cuántas veces, a la edad en que otros muchachos se duermen en un regazo tibio, había hecho de madre para ella, meciéndola muerto de sueño, sufriendo sus llantos y sus manotones? ¿Cuántas veces, en la época de miseria, cuando el padre no tenía trabajo, había sofocado su hambre para darla el mendrugo que le regalaban otros chicos, compañeros de sus juegos?... Cuando ella sufrió las enfermedades de la infancia, su hermano, que apenas pasaba la cabeza del borde de la cama, la había velado, había dormido con ella sin miedo a la infección.
Que me hace falta leche, una vaca humana, ¡zas!, si no quieres dar de mamar de grado a mi chiquillo, le darás por fuerza. Pero le estoy escandalizando a usted. Usted no piensa como yo, de seguro, en cuestiones sociales. No señor; no me escandalizo contestó apaciblemente Julián . Al contrario.... Me dan ganas de reír porque me hace gracia verle a usted tan sofocado.
El novio, cada vez más sofocado, gritaba con acento colérico: ¡Dejarlo!... ¡dejarlo! Se le ha destapao el tarro, y hasta que eche toda la bilis no callará. Velázquez se había aproximado para gozar de la guasa, dejando sola á María-Manuela á la ventana. Antoñico, se levantó de la silla donde estaba cerca de Soledad y, dando una vuelta con disimulo al aposento, se acercó á su antigua querida.
Un gran siseo sumergía y apagaba aquel grito interrogante. Reinaba otra vez el silencio. Pero cuando parecía que todo iba a quedar sofocado se oía otra vez a Timoteo que desde el centro clamaba con voz agria: ¡Es que yo deseo saber por qué me pega a mí ese tío gordo! Al cabo estas preguntas peligrosas se fueron atenuando; se hicieron más raras y débiles.
Por la noche comuniqué a ésta la noticia; pero, en vez de recibirla con alegría, se me puso muy enojada. ¿Qué? ¿Un año todavía? ¿Y me lo cuentas con esa tranquilidad?... Ceferino, mira que te lo digo yo, ¡tú no tienes corazón! ¡Oh Gloria! respondí, todo sofocado, llevándome la mano al pecho . No me digas eso. Aquí lo siento latir sólo por ti. Si dejases de amarme algún día, tengo la seguridad...
En lo profundo de su corazón y medio sofocado por el deseo apasionado y el temor, estaba el sentimiento de que no debía esperar aquellos desenlaces, que tendría que aceptar las consecuencias de sus actos, reconocer a su mísera esposa y devolver sus derechos a su hija abandonada. Sin embargo, no tenía bastante valor moral para encarar la posibilidad de renunciar voluntariamente a Nancy.
Parecía el ruido de la sangre al invadir con ímpetu lugares donde nunca hubiese entrado. Cierta noche en que se revolvía en el lecho medio sofocado por el calor y la desesperación de no dormirse, después de haber aligerado la ropa en vano y abierto de par en par la ventana, concibió el proyecto de salir á darse un baño en el río.
Pasadas dos horas, mientras Raúl, algo sofocado, corre a casa de la señorita Fraicherose para anunciarle que tendrá la sortija al día siguiente por la mañana, debido sólo a que «las joyerías estaban cerradas», la señora Grelou regresa a su domicilio.
Palabra del Dia
Otros Mirando