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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Alborotóse el tío Frasquito pensando ¡ciertos son los toros!, e inmutado y nervioso y lleno de sobresalto, comenzó a mirar a los criados, diciendo por lo bajo: ¡Calla, hombre, calla!... En el boudoir tomarremos el café y allí nadie vendrrá a incomodarrnos.

Rufina se abalanzó hacia él para decirle: «Está desde mediodía más sosegado... ¿Ves? Parece que duerme el pobre ángel. Quién sabe. Puede que se salve. Pero no me atrevo á tener esperanzas, no sea que las perdamos esta tarde. Torquemada no cabía en de sobresalto y ansiedad.

Este pensamiento me sobresaltó. Aproveché la primer coyuntura para entrar en conversación aparte con la superiora. Con cierta astucia, que no había reconocido en hasta entonces, fui llevándola adonde era mi propósito, y pude averiguar una noticia que hizo brincar a mi corazón. La hermana San Sulpicio necesitaba renovar sus votos en el mes entrante, que era cuando terminaban los cuatro años.

Jacobo comenzó a leer el documentó con algún sobresalto, y a medida que recorría sus renglones, contraíanse sus labios y tornábanse color de grana sus orejas. La marquesa fijaba en él una mirada de compasión profunda.

Aquí, vista solamente por los ojos del ministro, la letra escarlata no ardía en el seno de la mujer caída. Aquí, visto solamente por los ojos de Ester, el ministro Dimmesdale, falso ante Dios y falso para con los hombres, podía ser sincero un breve momento. Dimmesdale se sobresaltó á la idea de un pensamiento que se le ocurrió súbitamente. ¡Ester! exclamó ¡he aquí un nuevo horror!

¡Faltan más de seis días! exclamó con desaliento al oír las explicaciones de Ojeda . Hoy es domingo, y no llegaremos hasta el sábado próximo. ¡Qué largo!... Casi una semana para ver a mi John... Y con cierto sobresalto notó Fernando en sus palabras una gran sinceridad amorosa, un deseo vehemente de recién casada que vuelve al lado de su marido después de la primera ausencia.

El muchacho se creía bien indemnizado recibiéndolas; lejos de apagarse el fuego de su pecho, creció y se sobresaltó hasta lo sumo. Era una pasión encarnizada, furiosa, bestial, como sólo existen en esa edad en que los sentidos amanecen.

El, muy conmovido, besó religiosamente aquella linda mano, insistiendo: Dime, ¿te quieres ir de esta casa? No, no; aquí me quedaré; si fuera necesario te avisaría. ¿Me lo prometes? Prometido. Se quedaron callados un momento; después Carmen preguntó con sobresalto: Y ¿qué diré a doña Rebeca de mi comisión?... La he cumplido muy mal.

Pero, viendo que el que tenía asido no se bullía ni meneaba, se dio a entender que estaba muerto, y que los que allí dentro estaban eran sus matadores; y con esta sospecha reforzó la voz, diciendo: ¡Ciérrese la puerta de la venta! ¡Miren no se vaya nadie, que han muerto aquí a un hombre! Esta voz sobresaltó a todos, y cada cual dejó la pendencia en el grado que le tomó la voz.

No soy criado de ninguno, sino vuestro respondió Avendaño, todo lleno de turbación y sobresalto. La moza, que de aquel modo se vio responder, dijo: Vaya, hermano, norabuena; que las que servimos no hemos menester criados. Y llamando a su señor le dijo: Mire, señor, lo que busca este mancebo. Salió su amo y preguntóle qué buscaba.

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