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Actualizado: 10 de octubre de 2025
Cubiertos los rostros y vestidos con túnicas blancas ó negras, iban muchos penitentes, llevando á hombros pesadas cruces; otros, desnudas las espaldas, se iban azotando con la mayor furia que era de ver: estos, traían grillos ó esposas á las manos; aquellos se iban dando martirio con un cilicio; y como quiera que hombres y mujeres iban rezando en voz alta y entonando fúnebres salmodias, el cuadro presentaba en conjunto un aspecto lúgubre y sombrío, de lo más característico de aquellos tiempos.
Figurábasenos que aun hallaríamos en pié alguna de aquellas santas casas: que en ella íbamos á sorprender, usando del derecho de hospitalidad, á fuer de fatigados peregrinos, á la pequeña comunidad rezando sus horas; ó á ser agasajados como lo habian sido allí muchos en otros tiempos, viniéndonos á la memoria de contínuo aquella preciosa pintura que hace S. Eulogio de la vida de los monges de S. Zacarías de Navarra : «resplandecen como estrellas del cielo con méritos de diferentes virtudes, unos de una manera, otros de otra.
Las señoras se colocaron cerca del altar, donde todas tenían preparados sendos y lujosos reclinatorios: los caballeros permanecieron detrás y sólo tenían un almohadón de terciopelo para arrodillarse. Comenzó la sesión rezando todos el Rosario detrás del padre Ortega.
Ladró a la caja, a los paraguas y volvió a esconderse. Lo habían olvidado en la sala, cerrada con llave por don Pompeyo. Guimarán, de levita negra presidía el duelo. Delante del féretro, en filas, iban muchos obreros y algunos comerciantes al por menor, con más, varios zapateros y sastres, rezando Padrenuestros. Guimarán había propuesto que no se dijese palabra.
No pasaba día sin que hubiese alguna tremolina y también síncopes, por los cuales era preciso llamar al médico y traer estas y las otras drogas... Pez procuraba transigir, concordar voluntades; pero no conseguía nada. En último caso, siempre se inclinaba del lado de las pobres chicas, porque le mortificaba verlas rezando más de la cuenta y haciendo estúpidas penitencias.
Los religiosos, aturdidos por la argumentación atropellada del Nacional y las risas de los otros toreros, acababan por apelar a un recurso extremo. ¿Y hombres que exponían su existencia frecuentemente no pensaban en Dios y creían tales cosas? ¡Cómo estarían rezando a aquellas horas sus esposas y madres!...
Yo sentía que iba cayendo tierra sobre aquello, y si he de decir verdad, yo la echaba también a puñados, unas veces rezando, otras trabajando en demasía.... ¡Ay! al fin me encontré triunfante, y si pudiera valerme de una expresión rara.... A ver, diga usted esa expresión rara, querida sepulturera.
Quiso divertirse rezando con monótono canturreo las oraciones que le enseñó su madre, y que sólo recordaba a trozos, y le hicieron callar. ¿Es que intentaba fingirse loco? ¡A ver, mucho silencio! Le querían guardar entero, sano de cuerpo y espíritu, para que el verdugo no operase en carne averiada. ¡Loco!
Para todas las artes se necesitan facultades de asimilación, y esta marmotona que me ha caído a mí es siempre igual a sí misma. Con decir que hace días le dio por estar rezando toda la tarde... ¿y para qué?... para pedirle a Dios chiquillos... ¡Al Demonio se le ocurre...! En fin, que no puedo ya más, y hoy mismo se acaba esta irregularidad. ¡Abajo la república!».
Comulgaréis siete días en siete iglesias distintas, ayunaréis a pan y agua todo los viernes, rezando las oraciones que os ha de enseñar este hermano durante los siete primeros días de la luna nueva; luego, volveréis y os haré el más fuerte de los hombres, porque vuestra constelación es única.
Palabra del Dia
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