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Actualizado: 5 de noviembre de 2025


Tres barcos, «Amadís», «Lagonda» y «Baracoa», cargados de armas y pertrechos ya estaban para salir de Fernandina, cuando las Autoridades de aquella ciudad, los detuvieron. La traición de un miserable, que estará mientras viva, libre de todo, menos del remordimiento, vendió su poderoso plan. Entonces que sufrió Martí lo indecible.

No sentía miedo; no le intimidaba la hostilidad de la isla y sus habitantes; lo que sentía era remordimiento, vergüenza, por las perturbaciones que había causado. Instintivamente sus pies le llevaron hacia el mar, que era ahora su amor y su esperanza.

El remordimiento que la infidelidad a Jesús despertaba en ella, era de terror, de tristeza profunda, pero se envolvía en una vaguedad ideal que lo atenuaba; el remordimiento de su infidelidad al amigo del alma, al hermano mayor, a don Fermín era punzante, era el que traía aquel asco de misma, el tormento incomparable de tener que despreciarse.

Ella se entregó voluntariamente, resbalando por la suave cuesta de la costumbre; pero al recobrar la serenidad mostró un vago remordimiento. «¿Estará bien lo que hacemos?... ¿No es inoportuno continuar la misma existencia cuando tantas desgracias van á caer sobre el mundoJulio repelió estos escrúpulos. ¡Pero si vamos á casarnos tan pronto como podamos!... ¡Si somos lo mismo que marido y mujer!

No tengo derecho para ser severo... Pero si hubieras dejado detrás de ti algún remordimiento... Llegaban a un claro rodeado de hayas gigantes que el sol acribillaba con sus flechas de oro... «Acuérdate» decía el astro ardiente con sus lenguas de fuego. «Acuérdate» repetía el murmullo de los árboles, majestuosos testigos del pasado.

Necesitaba olvidar su vergonzosa torpeza aquel recuerdo tenaz como un remordimiento, y, se aturdía cerca de la protegida de su madre.

El pueblo de la Revolución legisladora de los Derechos del Hombre recolectaba la gratitud de las muchedumbres. Empezó á sentir cierto remordimiento ante el entusiasmo de los extranjeros que ofrecían su sangre á Francia.

Durante muchos días y bien podría decir por espacio de muchos meses, la imagen de Magdalena ofendida y tan llena de angustia me persiguió como un remordimiento y me hizo expiar cruelmente mis faltas.

Al recordar aquel período de su historia, Leonora sentía un estremecimiento de pudor, un remordimiento de vergüenza. Era una loca que paseaba la tierra como una bandera de escándalo, prodigando su hermosura, ebria de poder, haciendo el regio regalo de su cuerpo a cuantos la interesaban un instante.

Le hacía daño, como un remordimiento, la simplicidad con que la pobre señora formulaba sus quejas y el engaño en que vivía. ¡Creer rica á Elena! ¡Imaginarse que él podía imponer á su esposa una vida ordenada y económica, como lo había intentado repetidas veces al principio de su existencia matrimonial!... La entrada de Elena en la biblioteca cortó sus reflexiones.

Palabra del Dia

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