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Aquí el viejo patron de bote, con ínfulas de personaje, se daba sus aires en medio de la turba, apoyado en un remo ó canalete, y acariciando el ancho arete pendiente de su oreja derecha; miéntras que un marinero del vapor, como perteneciente á la aristocracia de los navegantes, le dispensaba su mirada de altiva protección a algún boga plebeyo, diciéndole al pasar: ! por aquí, Peiro?

Dudaron el general y el virrey el fiarse del renegado, ni confiar de los cristianos que habían de bogar el remo; fióle Ana Félix, y Ricote, su padre, dijo que salía a dar el rescate de los cristianos, si acaso se perdiesen.

En sus últimos tiempos, el notario llegó á sospechar que Ulises no iba á ser el jurisconsulto célebre que él había soñado. Huía de las clases, para pasar la mañana en el puerto ejercitándose en el remo. Si entraba en la Universidad, los bedeles le vigilaban, temiendo la largura de sus manos.

El aire silencioso temblaba con exagerada sonoridad, repitiendo la caída de un remo en las barcas, pequeñas como moscas, que se deslizaban abajo por la copa del golfo, prolongando las voces femeninas é invisibles que se perseguían en las arboledas de las alturas. Los sirvientes fueron de mesa en mesa colocando bujías encerradas en faroles de papel.

Se llama de nombre tío Miguel; pero responde á todo el mundo por el mote de Tremontorio, corruptela de promontorio, mote que le dieron en su juventud por su gigantea corpulencia y por su vigor para tirar del remo contra corrientes y celliscas. Á la edad que cuenta, lleva hechas dos campañas de rey; es decir, le ha tocado la suerte de servir en barco de guerra, dos veces á cuatro años cada una.

Pues con Dios repuso Momo, poniéndose en camino y cantando: Quédate con Dios y adiós, Dice la común sentencia; Que el pobre puede ser rico. Y el rico no compra ciencia. Stein contemplaba aquel pueblecito tan tranquilo, medio pescador, medio marinero, llevando con una mano el arado y con la otra el remo.

De este matrimonio nació el Tuerto de la buhardilla, quien al lado de su padre aprendió á tirar del remo, á aparejar sereña, á ser, en fin, un buen pescador.

Por el S. constituyen su barrera una serie de pequeñas islas que forman los Archipiélagos de Joló y Tauitaui, grupos insignificantes por su extensión territorial, pero el más poderoso baluarte, desde el cual las feroces y piráticas huestes mahometanas han sembrado la desolación y la ruina de aquellas costas, las más ricas del Archipiélago, llevándolo todo á sangre y fuego, esclavizando á los hombres robustos, violando á las doncellas y dando muerte cruel al anciano, cuyos músculos no fuesen capaces de soportar la dura faena del remo.

Las pocas barcas que había en la ciudad iban como podían por aquel inmenso lago salvando familias, expuestas a estrellarse contra los obstáculos sumergidos, teniendo que librarse con desesperados golpes de remo de la veloz corriente. Y a pesar del peligro, la gente hablaba con una relativa tranquilidad.

A las nueve de la mañana la chalupa sólo distaba veinticinco millas de tierra; pero el viento, que hasta entonces se había mantenido fresco, comenzaba a ceder. El Capitán y Van-Horn se iban inquietando, porque si el viento faltaba no podrían regatear con las piraguas, que llevaban tripulaciones mucho más numerosas y acostumbradas a las maniobras del remo.