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¿Ha tenido usted miedo, María Teresa? preguntó ansioso. Yo también. He temido un instante que el tul de sus mangas recibiera alguna chispa. No, no tengo nada, gracias, Juan respondió la joven. Luego miró riéndose a Martholl que venía hacia ella, y añadió, algo maliciosamente: ¿Qué ha ido usted a hacer cerca de la puerta, en vez de apagar este fuego artificial? Pues... llamaba al criado.

¡Murióse aquella santa, que si ella no se muriese no recibiera yo este trato! ¡Bruja! Nadie en el mundo me dijo ese texto, que vengo de muy buenos padres, y no habrá cristiano que me haya visto escupir en la puerta de la iglesia, ni hacer los cuernos en la misa mayor. ¡Ay, muerte negra, que te llevas a los mejores y dejas a los más ruines!

La guardaré como en depósito, para devolverla más adelante...» Y ocultó la alhaja en el fondo de un cajón, junto a algunas otras joyas que recibiera de su madre. A los pocos días, el capitán Pérez pidió a Coca en matrimonio... Y Laura, yendo con su hermano a visitar a Vázquez, le contó toda la historia, rogándole no fuera a suponer un manejo torpe y desleal de parte de Coca...

Y así como el buque iba avanzando, sobreponíase el amarillo al verde, hasta que las aguas tomaban un color terroso semejante al de los ríos desbordados, como si el Océano recibiera la avalancha de una enorme inundación. El doctor Zurita se unió a ellos. Era por la tarde, después del almuerzo.

Yo, de todas maneras, se los había perdonado; pero ahora, créelo, me alegraría de que me debiera lo menos doscientos, para perdonárselos también». ii Dos horas antes de la señalada para que Mauricia recibiera a Dios, ya estaba allí la fundadora. «Pero Severiana, ¿en qué estás pensando? fue lo primero que dijo al entrar por el pasillo . Quita de aquí esta artesa. ¡Vaya un adorno!

Pero, en cambio, era curioso y antojadizo, y nunca satisfizo un capricho de los muchos que le provocaban el aspecto y baratura de las mil trivialidades que veía en los escaparates de las tiendas, sin que al tomar el cambio de una moneda no recibiera un par de ellas falsas, monedas que, al entregarlas más tarde en otros establecimientos, le costaban serios disgustos.

Empero, después de mucha persuasión, conseguí que consintiera en que se le avisara al hombre misterioso el puesto que debía ocupar, y que lo recibiera sin dar a conocer el menor signo de disgusto o antipatía.

Conjeturo que no, al leer todas las irrespetuosas blasfemias de que se valían entonces para elogiar á las damas á quienes servían, ó para adular á los poderosos. Antón de Montoro, por ejemplo, dice á la reina Católica: Alta reina soberana, Si antes nasciérades vos Que la hija de Santa Ana, En vos el hijo de Dios Recibiera carne humana.

Volvió a insistir doña Lupe con lenguaje duro en que él debía decidir por mismo aquel asunto de la reconciliación, ver a Fortunata y proceder en conciencia según las impresiones que recibiera.

Sin duda a Nietzsche hubo de sucederle algo parecido. «Opinan algunos fisiólogos alemanes, dice Gener, que la contusión que recibiera al caerse del caballo enfrente de la capital del mundo civilizado, fue, como la caída de San Pablo en el camino de Damasco, el origen de su inspiración y de su genio.