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Actualizado: 4 de junio de 2025


Fortunata dijo que . Santa Cruz le había dicho varias veces que la rata eclesiástica vivía en la casa inmediata a la suya, y que ella y Barbarita se comunicaban por los miradores.

Advirtió que sus señas particulares eran perfectamente conocidas en el pueblo; sólo se equivocaban en creerlo rico, no siendo él, ¡ay! más que una rata de cuartel... Pero, ¿qué le importaba ser pobre si era querido y tenía un glorioso porvenir?... Y, ¿quién podía haber revelado sus señas sino la fiel memoria, el expansivo amor de una mujer que lo quería, y tal vez sin esperanza?... ¡Todos conocían ese amor en el Tandil!

Mientras estés allá, rezaré tanto por ti, que te has de curar, sin saber de dónde te viene el remedio. Lo que menos pensarás , tontín, es que la rata eclesiástica te ha tomado por su cuenta y te está salvando sin que lo adviertas.

Una mujer ofendida chilla más que una rata salida del caño... Luego que me dió el aire entendí que había hecho mal en sofocarme, porque , aunque un poco sin vergüenza, siempre te has portado como buen amigo y serías un sujeto á pedir de boca... si te dieran las viruelas.

Verdad sea que si sucediese, lo cual ni lo creo ni lo espero, que vuesa merced me diese la ínsula que me tiene prometida, no soy tan ingrato, ni llevo las cosas tan por los cabos, que no querré que se aprecie lo que montare la renta de la tal ínsula, y se descuente de mi salario gata por cantidad. -Sancho amigo -respondió don Quijote-, a las veces, tan buena suele ser una gata como una rata.

Un día está de buen humor Quiroga, y juega con un joven, como el gato juega con la tímida rata: juega a si lo mata o no lo mata; el terror de la víctima ha sido tan ridículo, que el verdugo se ha puesto de buen humor, se ha reído a carcajadas, contra su costumbre habitual. Su buen humor no debe quedar ignorado: necesita explayarse, extenderlo sobre una gran superficie.

Y creo que el bueno del cocinero hubo de notar que había ratones en la despensa; pero no dió con el ratón. Y ya debe estar crecida y hermosa Inesita. ¡Pobre Montiño...! Hereje impenitente... pero sepamos quién es ahora el ratón de su despensa. No es ratón, sino rata y tremenda... el sargento mayor, don Juan de Guzmán.

Señor Zeli le dijo , el desayuno le espera. ¡Ah! ¿eres , Grano de Sal? ¿qué haces ahí, miserable, estúpido, animal, rata de bodega? ¿Quieres que te haga curtir la piel, o que te ponga el espinazo rojo como un rosbif crudo? ¿Contestarás, grumete de desgracia?

Porque eso de comer ratas crudas.... ¿Quién habla de comerlas, maese Verdín? exclamó con desdén el discípulo de Esculapio. El animalito abierto en canal se aplica sobre la llaga ó sobre la inflamación que precede á ésta. Y siendo la rata animal inmundo, atrae y absorbe por su propia naturaleza los malos humores, libertando de ellos el cuerpo del paciente.

Miró Cristela al enano de pies a cabeza, con mirada tan despreciativa, que a no llevar Bob puesta su cota de hierro bajo el mandil de cuero, hubiérale partido en dos mitades como la espada de un gigante. ¿Cómo se atrevía esa rata de las montañas a suponer que ella, Cristela, la princesa mejor educada de la cristiandad y sus alrededores, tuviera una mala costumbre?... Verdad que de pequeña tuvo algunas, como la de pellizcarse la nariz, comerse las uñas y empujar con el dedo la comida servida en el plato... Pero todas fueron corregidas por las reprensiones y castigos que le impusiera la reina, su agusta madre.

Palabra del Dia

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