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En el piso de la cazuela hay una confitería, y a esta confitería pueden entrar los hombres. ¡Ah, y quisieras...! Déjame concluir, Charito. Iríamos juntas , Lucía Moreno y yo. Julio se acercaría como un amigo común... Basta, eso de no lo conseguirás nunca. Atiéndeme, Charito. Es inútil, no insistas.

Leyó después la de su padre, escrita el jueves, antes de sentirse mal; las de sus hermanas, entre las que recibió una de la «nena» en que le pedía que al regresar de la estancia le llevara «un pichón de paloma pero que sea todo blanco»; las de sus amigos que invariablemente lamentaban su «partida en secreto, como si no quisieras despedirte»; y luego empezó a leer, por orden de fechas, las cartas de su novia.

Si hoy sólo me quisieras lo mismo que ayer no me daría por satisfecha; para , las sensaciones que no aumentan disminuyen. ¿A ver si adivinas en dónde querría yo estar ahora? ¿Quieres que te lo diga? Pues quisiera estar bajo un grupo de rosales, tendida sobre»el césped, que se me figura suave como el terciopelo. » Me complace tu ambición por lo modesta dijo el doctor.

Si quisieras levantarme dos dedos del suelo con el pico y abanicarme con tu ala, con esto tendría bastante para tomar vuelo y dirigirme a mi caverna, donde mi madre y mis hermanas, las tormentas, se emplean en remendar unas nubes viejas que yo desgarré. Allí me darán unas sopitas y cobraré nuevos bríos

No es broma, amigo dijo lentamente apoyando sobre cada una de sus palabras. Es que Demetria ha desaparecido de casa y quiero que me digas si sabes algo de ella. ¡Quieres, quieres!... No nada de ella; pero aunque supiese, lo que menos me importaría á es que quisieras ó dejaras de querer... Una ola de indignación subió al rostro del mozo y lo tiñó de carmín.

No, hija, has acudido tarde... ¡Te he estado metiendo la indulgencia por los ojos, sin que la quisieras ver, y ahora que te ahogas, vienes a ...! ¡Ay!, no puedo, no puedo. Y sin decir más, se fue a la cocina, pensando que toda severidad era poco contra aquella mujer, y que convenía aterrorizarla, a ver si se sometía al fin de una manera absoluta. Pronto se hizo de noche.

María de la Luz se hizo atrás con un gesto de protesta, como si temiese el avance de aquella boca, que suplicaba entre los hierros. ¡No me quieres! exclamó. ¡Si me quisieras, no me pedirías esas cosas! Y ocultó su cabeza entre las manos, como si fuese a llorar. Rafael metió un brazo por los hierros y de un suave tirón separó los dedos entrecruzados que le ocultaban los ojos de su novia.

No; aunque lo quisieras, aunque movido por amor vehementísimo, que yo con todas las energías de mi alma lograse inspirarte, te humillaras hasta el extremo de convertir el rápido capricho y el pasajero enlace en persistente unión, y aunque te complacieras en ser mi constante y único compañero y en consagrarme tu vida, yo no podría ni debería aceptar el sacrificio, y aunque lo aceptara, no se conseguiría mi objeto.

Mi mujer ha muerto; es inútil hablar de ella dijo Neris haciendo un esfuerzo. Pero mi hija Blanca es inocente y debes tener piedad de ella. ¿Cómo? Puesto que esos muchachos se aman, habría un medio muy sencillo, si quisieras: casarlos, y Blanca seguiría llamándote su madre. ¿Cómo puedes pensar tal cosa?

Luego apretaba la mano de Fernando con más fuerza, mirándose en sus ojos. Viejito mío, di que me perdonas... ¡Ay, si quisieras! ¡si quisieras! Otra vez despertó en ella el deseo de la fuga. Hablaba de esto sin recato, como si el hermano no pudiese oírla. Aquel infeliz no existía para ella: lo despreciaba.