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Actualizado: 11 de julio de 2025


Le respondí, que en efecto la carrera de las letras me agradaba más; que desde pequeño soñaba yo con ser sacerdote, y que si no hubiese tenido la desgracia de quedar huérfano de padre y madre en España, habría quizás logrado los medios de alcanzar allá la realización de mis deseos.

Como hallase el pan ratonado y el queso comido y no cayese el ratón que lo comía, dábase al diablo y preguntaba a los vecinos ¿qué podría ser, comer el queso y sacarlo de la ratonera y no caer ni quedar dentro el ratón y hallar caída la trampilla del gato? Acordaron los vecinos no ser el ratón el que este daño hacía, porque no fuera menos de haber caída alguna vez.

Repartía el cogulla a diestro y siniestro golpes de cuchara, y ellos se aporreaban para quitarse la ración, y entre manotadas y coces iban logrando la parte correspondiente, para retirarse después a un rincón, donde pacíficamente se lo comían. Yo les miraba con lástima, cuando divisé en el hueco de una puerta una figura que me hizo quedar perplejo y aturdido.

Continua su discurso, haciendo mención del lugar donde se encuentran, frente á la estatua de Martí, el más apropiado para celebrar un acto de aquella naturaleza; hace historia de la revolución en Oriente, la cual no debe dejar rastro alguno y termina su discurso con las siguientes palabras: Pero de ese hecho doloroso de nuestra vida nacional del que solo debe quedar el recuerdo de esta inmarcesible gloria se desprende el patriotismo de nuestro Ejército y el patriotismo de nuestro pueblo.

Adoraba con devota piedad su Rosario y una medalla de indulgencia para aquella hora, que le : llegando a la Iglesia, se volvió de suyo a uno y otro lado de las Señoras, entre quienes pasaba, pidiéndoles por amor de Dios una AVE MARIA: y en fin entre heróicos actos de las más necesarias virtudes, continuó su camino hasta quedar muerta en el palo, si así lo puede decir la piedad, como un Angel.

No puedo, doncel; la edad ha nublado mis ojos y aunque que hay una piedra en el vado, no acierto á verla. Pues por eso no ha de quedar, dijo Roger; y tomando en brazos á la enjuta viejecilla la trasladó prontamente á la otra margen. Muy débil y anciana parecéis para viajar sola, continuó cuando la vió vacilar y caer de rodillas. ¿Venís de muy lejos?

No, hija mía, dormir, no; eso que sería peligroso exclamó Bonis con un escalofrío. La idea de la muerte de su mujer se le pasó por la imaginación como un espanto. ¡Morir ella! ¡Quedar él sin madre! Y se volvió a su hijo, que lloraba como un profeta. ¡Oh portento!

Un librero de Sevilla me ha prometido comprarme un ejemplar, si le hago una rebaja de dos reales; y este pedido, con otras proposiciones que me dirigen de lejanas tierras, me hace esperar que venderé hasta diez en todo lo que queda de año. No puedo quejarme, en verdad, porque yo que si las cosas estuvieran mejor y sobrase dinero en el país, no había de quedar un ejemplar para muestra.

-No me dieron a lugar -respondió Sancho- a que mirase en tanto; porque, apenas puse mano a mi tizona, cuando me santiguaron los hombros con sus pinos, de manera que me quitaron la vista de los ojos y la fuerza de los pies, dando conmigo adonde ahora yago, y adonde no me da pena alguna el pensar si fue afrenta o no lo de los estacazos, como me la da el dolor de los golpes, que me han de quedar tan impresos en la memoria como en las espaldas.

Roussel y Mauricio, al quedar solos, se miraron, y enseguida, como si les animara un pensamiento único, dijeron á un tiempo: ¡Partamos! Hay un tren esta tarde; tenemos tiempo de hacer nuestros preparativos, añadió Roussel. Y no nos ilusionemos; va á ser preciso, acaso, emplear la fuerza para dar buena cuenta de la señorita Guichard. La emplearemos.

Palabra del Dia

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