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Actualizado: 13 de junio de 2025
Para llevar a cabo este propósito, lo primero que se me ocurrió fue no acordarme más de Teresa, ni pasar siquiera por su calle, aunque fuese camino obligado: después, abreviar cuanto pudiese los asuntos. Según mis cálculos quedaría libre a los cinco o seis días.
Así, mañana voy a pasar la tarde con Mad. Jouarre. No encuentro allí la santidad de una celda o de una ermita; pero sí casi su aislamiento; y si mi querida amiga surgiese en pleno esplendor y yo recibiese de ella, no diré una rosa, sino una sonrisa, quedaría entonces seguro de que este amor mío o este mi sentimiento indescriptible y sin nombre que va más allá del amor, encuentra en sus ojos piedad y permiso para esperar.
Jaramillo amaba esta hora como la más segura. Morales se quedaría en la calle para auxiliar á su compañero. ¿Quién puede adivinar lo futuro? Tal vez gritase el alemán, y fuese preciso matarlo. ¡Una vida menos significa tan poco!... Entró Jaramillo en la casa saltando la tapia del patio trasero. Luego se deslizó, con los pies descalzos, por los frescos corredores, sin producir ruido alguno.
Pepe hizo lo que ustedes saben que se hace en estos casos; se admiró profundamente de la versificación, dijo ¡bravo! al llegar a ciertos pensamientos enrevesados, y por último propuso algunas reformitas en el acto segundo, con las cuales quedaría la obra que ni pintada. El poeta incauto se fue a su casa muy complacido y se puso a trabajar con ardor en las reformas.
Mi entrada en la casa, aunque otra cosa pensase Gloria, no había facilitado la solución del problema que ambos tratábamos de resolver. Por el contrario, me parecía que cuando se descubriese el engaño quedaría en peor estado. Además, ni un minuto más de plática con mi novia me había concedido tal entrada.
¿En la iglesia? ¿Pero es que puede salir? Sin duda... en coche. Creí que estaba más enferma. ¿Usted por lo visto quería un casamiento in articulo mortis? No, pero quiero estar segura. ¡Bondad divina! ¡doctor, si llegase a curar! La Facultad de Medicina se extrañaría mucho. ¡Y don Diego quedaría casado para siempre! ¡Y yo mataría a usted, Llave de los corazones!
Bien visto, estaba solo; las buenas ancianas pronto emprenderían el eterno viaje, y me quedaría yo abandonado en un mundo que me causaba miedo. La lluvia arreciaba. Truenos lejanos, pálido fulgurar de relámpagos distantes, anunciaban que la tempestad invadía la cordillera. El agua caía a torrentes. En el naranjo aleteaban los pájaros, amedrentados al sentir inundado su nido.
Y era mentira, porque la primera engañada fue ella. ¡Valiente fiasco habían tenido sus facultades educatrices! La idea de este fracaso encendía su furor más que el delito mismo que en su sobrina sospechaba. Volviendo a la sala, apoderose de la señora de Jáuregui el frenesí de las disposiciones. La primera fue que se quedaría allí aquella noche.
Los cielos abiertos vio Rosalía cuando Torres le dio estas noticias, y todo pareciole poco, rédito y corretaje, para el gran favor que se le hacía. Con los tres mil ochocientos reales tendría bastante para su objeto, y aun le sobrarían unos seis duros para algo imprevisto que ocurriese. Todo quedaría arreglado al siguiente día 2 de Agosto.
¡Ya lo creo! replicó la encantadora vizcondesa saltando de gozo. Pero, puesto que es usted un poco confidente de la señorita de Sardonne, ¿no puede usted calcular cómo acogerá la misiva? Debo decirle con franqueza que no conozco absolutamente sus íntimos secretos... si los tiene... Pero, en fin, según lo que yo me imagino, quedaría más que sorprendida si su demanda de usted no fuera bien acogida.
Palabra del Dia
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