United States or Slovenia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los dos pequeños refugiábanse amedrentados en los brazos de su hermano mayor, y el padre agitábase como un demente, rugiendo maldiciones. ¡Recordóns! ¡Y qué bien habían sabido hacerlo!... Habían prendido fuego á la barraca por sus cuatro costados; toda ella ardía de golpe. Hasta el corral, con su cuadra y sus sombrajos, estaba coronado de llamas.

De dos puntazos secos le reventó las pupilas a un anciano, ricamente vestido, que se adelantó espectral, en el fulgor de la luna. Los moriscos se apartaban, amedrentados.

El general Viamont renuncia al fin, porque ve que no se puede gobernar, que hay una mano poderosa que detiene las ruedas de la administración. Búscase alguien que quiera reemplazarlo; se pide por favor a los más animosos que se hagan cargo del bastón, y nadie quiere; todos se encogen de hombros y ganan sus casas amedrentados.

Al arma un dia se toca: alborotados A todos los vereis, porque asomaban El piloto mayor y los soldados, Que la nave sin guarda la dejaban. A todos los vereis amedrentados, Las damas y doncellas lamentaban, Los hombres desmayados, suspirando Andaban por la plaza divagando.

38 El estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, y le despertaron, y le dijeron: ¿Maestro, no tienes cuidado que perecemos? 39 Y levantándose, increpó al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y fue hecha grande bonanza. 40 Y a ellos dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?

Ahora se encontraban, lo mismo ella que don Oscar, amedrentados por la escena escandalosa de la puerta del convento y por la actitud firme del conde del Padul, que inspiraba general temor por su posición y carácter. Mas, si llegaban a vencer este miedo, lo mismo del conde que de la opinión pública, volvería a encontrarse en grave aprieto.

Por eso determinaron publicar un perdon para los autores de estos delitos, en tanto que los míseros judíos amedrentados con el popular tumulto, i temerosos de las iras de la plebe, no se determinaban á salir á las calles, i ya pensaban en cristianarse para salvar las vidas i haciendas del odio i de la ambicion del pueblo.

Pero, obligados del esfuerzo del trozo vencedor que los cargó impetuosamente, tuvieron que ceder al órden y constancia de las tropas de Orellana, que empeñadas en la accion, mataban cuantos rebeldes se les oponian, hasta que amedrentados por el continuado fuego del fusil, se pusieron en desordenada fuga.

Desde el torreon de Guansapata y de la plaza se les hizo tambien bastante fuego con la artilleria, cuyos tiros dirigidos con oportunidad y acierto, causaron algun estrago en los enemigos, que amedrentados retrocedieron á lo mas eminente del Cerro de Orcopata, hasta que con la proximidad de la noche cesó toda hostilidad de una y otra parte, sin que de la nuestra hubiese perecido alguno, pero muchos de la suya, con un número considerable de heridos que tuvieron.

Aunque ya no se oían los gritos de los arfakis, siguieron corriendo durante una hora, internándose cada vez más en la tenebrosa selva. Detuviéronse a descansar en medio de un matorral de plantas trepadoras. ¿Crees que nos seguirán tus enemigos? preguntó Horn al papú. Están amedrentados por las armas de fuego contestó el interpelado. ¿Y qué has hecho? ¿De dónde vienes? ¿Quién eres?