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Actualizado: 16 de mayo de 2025


Recibiéronse los unos y los otros cortésmente; y luego don Quijote y los que con él venían se pusieron a mirar las andas, y en ellas vieron cubierto de flores un cuerpo muerto, vestido como pastor, de edad, al parecer, de treinta años; y, aunque muerto, mostraba que vivo había sido de rostro hermoso y de disposición gallarda.

Sin embargo, pusieron animosamente manos á la obra de reconocer el inmenso hacinamiento. Trabajaron cuatro días con cuatro noches, y cuando llegaron con los azadones al techo de la primera casa, oyeron cánticos que se respondían unos á otros. Eran las voces de los amigos cuya perdición se consideraba segura.

Al llegar á sitio más ancho, no ya á otra senda, sino á un camino, los tres, que, por ser la senda casi siempre estrecha, habían ido uno en pos de otro, se pusieron en la misma línea. Clara estaba en el centro. Lucía dijo entonces, dirigiéndose á su tío: Vamos, ya habrá satisfecho V. su curiosidad.

No les pareció bien á los Misioneros dejarlos descontentos, por lo cual, levantando en aquel sitio un Rancho, celebraron, á vista del pueblo, el Santo sacrificio de la Misa; y por ser aquel día consagrado á la Presentación en el templo de la Virgen Nuestra Señora la pusieron debajo de su patrocinio; y esto con tanto aplauso y contento de los naturales, que corriendo la voz de lo sucedido por las otras Rancherías, se ofrecieron muchos caciques á fundar allí Ranchos con todos sus vasallos.

De allí pasaron á la Judería mayor; pero no con igual suceso, porque apercibidos los de dentro se pusieron en defensa con grande bizarría; i luego con el favor de muchos caballeros que tenian la voz del rei, hicieron retirar á los que llevaban la del maestre.

Hallaron en él, no mesón en que albergarse, sino todas las casas del lugar con agradable hospicio los convidaban; viendo lo cual, Antonio dijo: Yo no quién dice mal desta gente, que todos me parecen unos santos. Con palmas dijo Periandro recibieron al Señor en Jerusalén los mismos que de allí a pocos días le pusieron en una cruz.

Los tapiceros y adornistas tomaron posesión de los aposentos en que había de verificarse; se construyó una galería de follaje, que ponía en comunicación el salón principal de la planta baja con el espacioso invernadero de cristales que en el jardín se alzaba; cubriéronse las columnas de hierro con entrelazadas hojarascas; se colgaron de la bóveda de cristales los aparatos para gas; se pusieron en los ángulos las mejores esculturas que había en la casa, haciendo que los mármoles blancos destacaran sobre fondos de oscuro follaje; se prepararon farolillos para las enramadas del parque; diose orden en las cocinas para que la cena fuera opípara; se apuraron todos los caprichos que puede el oro satisfacer al buen gusto, y una legión de artesanos invadió el palacio durante muchos días, disponiendo las cosas de suerte que cuando dos horas antes del baile los duques inspeccionaron todos los preparativos, el nuevo senador, arrellanándose en un sillón con la dignidad propia de su investidura, y mirando a su mujer con vanidosa satisfacción, exclamó: «Estará bien

El desastroso acabamiento de D. Felicísimo y el desplome de la casa en que vivía pusieron a Tablas en gran desesperación, porque él creía segura una buena manda en el testamento de su protector.

Ha vivido aquí dos veces, porque la pusieron en las Arrecogidas, y se escapó, y ahora no se sabe dónde anda. ¡Pobre niña!... su mamá no la quiere. Pero tiene por mamá a su tía Severiana, que la ampara como si fuera hija y la va criando. ¿No conoce la señorita a Severiana? He oído hablar de ella a mi amiga.

Después se asomó al balcón, y vio cómo pusieron la caja en el carro, y cómo se puso en marcha este sin más acompañamiento que el de un triste simón en que iban Juan Antonio y dos vecinos. Se vio tan vivamente acometida de ganas de llorar, que no recordaba haber llorado nunca tanto, en tan poco tiempo.

Palabra del Dia

hociquea

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