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Actualizado: 8 de junio de 2025


La joven se animaba narrando los incidentes de la cacería. Tristán la miraba embelesado, admirando en lo íntimo de su ser la juventud, el vigor y la hermosura de su prometida. ¿Pero estás segura de que has alcanzado con los perdigones a ese ánade? ¿Cómo no, puesto que ha caído? Es que yo no creo una palabra de la eficacia de tu puntería.

Tienen una habilidad especial para arrojar las flechas y la lanza desde la altura de sus parapetos, atravesando distancias grandes con certera puntería. Los llamados Juramentados son entre ellos los más temibles; estos fanáticos hacen voto de morir matando, creyendo así conseguir irremisiblemente el Paraíso.

No veían más que humo y rocas: ninguna voz humana, ninguna sombra: diríase que luchaban contra la montaña. ¡Vamos, Carolino! ¡Dónde está esa puntería, p ! gritó el cabo. En aquel momento un hombre apareció sobre una roca haciendo gestos con el fusil. ¡Fuego á ése! gritó el cabo lanzando una sucia blasfemia.

Antes de que ella hubiera asegurado la puntería, saludó graciosamente y gritó: «¡No puedo matar a la que he besado!» y sin que Antonieta o yo pudiéramos impedírselo, apoyó la mano sobre la barandilla del puente y saltó ligeramente al foso.

El capitán, por el tubo acústico que descendía á las máquinas, gritó órdenes enérgicas para que desarrollasen toda la velocidad. Mientras tanto, el piloto, agarrado á la rueda, dispuesto á morir sin soltarla, dirigía el buque en zigzags para no ofrecer una puntería fija al submarino. Todos los tripulantes contemplaban desde las bordas el bastón lejano é insignificante del periscopio.

Estuvo vacilando en poner cartuchos con bala, pero como era difícil hacer puntería de noche, optó por los perdigones gruesos. Ni en aquella noche, ni en la siguiente, se presentó Martín, pero cuatro días después Carlos lo sintió en la huerta. Todavía no había salido la luna y esto salvó al salteador enamorado. Carlos impaciente, al oir el ruido de las hojas, apuntó y disparó.

Tomé bien la puntería con una de las piezas, dirigiendo la mira a la cabeza del primer soldado... ¿Comprende usted?... Como la línea era tan perfecta, disparé, y ¡zas!, la bala se llevó ciento cuarenta y dos cabezas, y no cayeron más porque el extremo de la línea se movió un poco.

Pues á me mira muy bien. ¿Sabe, al menos, montar á caballo? Nunca se le ve más que en los salones. No es un gaucho, seguramente, pero irá á pasear con nosotros cuando queramos... ¿Es cazador? Todos los franceses lo son. ¿Sabe tirar un tiro con puntería? No supongo que sea un Buffalo-Bill... Pero no creo que pensemos hacerle perseguir bisontes ó cazar osos grises.

El Canelo se detuvo en su carrera y cayó herido mortalmente. El conde soltó una carcajada y dijo alargando la escopeta á miss Florencia: «Veo que aún no he perdido enteramente la puntería». Todos los circunstantes quedaron atónitos. Pedro se puso blanco como el papel; después le subió una ola de sangre á la cara y pasó un relámpago de ira por sus ojos.

Púsose Mauricia de un salto en el rincón frontero al corredor donde las madres estaban, y desde allí las miró con insolencia, sacando y estirando la lengua, y haciendo muecas y gestos indecentísimos. «¡Tiorras, so tiorrasgritaba, e inclinándose con rápido movimiento, cogió del suelo piedras y pedazos de ladrillo, y empezó a dispararlos con tanto vigor como buena puntería.

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