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Cuando dijo la última palabra de esta conocida tesis, Nieves estaba ya sentada a la mesa del comedor, en espera del desayuno; la rondeña, en la cocina para que acabara la cocinera de prepararle, y abocando al pasadizo frontero, don Claudio Fuertes y León, asombrándose de que hubieran madrugado tanto los insignes dueños y señores del caserón de Peleches. Entre buenos amigos ¡Señor don Claudio!

Precisamente el trabajo de maquiavelismo más refinado del Arcediano consistía en mantener en la apariencia buenas relaciones con «el déspota», pasar como partidario suyo y minarle el terreno, prepararle una caída que ni la de don Rodrigo Calderón. Vastísimos eran los planes de Glocester, llenos de vueltas y revueltas, emboscadas y laberintos, trampas y petardos y hasta máquinas infernales.

Doña Juana, por su parte, admitió sin réplica alguna cuanto le propuso su padre, poniendo solamente una condicion, que la habian de dejar permanecer en la villa de Arcos, «en completa libertad, sin tener que intervenir en otro negocio, que pasar los dias que la restaban de esta vida, al lado del cuerpo de su esposoMucho trabajaron por hacerla variar de este pensamiento, pero siendo todo inútil se le concedió el permiso, mandando prepararle una casa en Arcos, digna de la persona que la iba á habitar.

En todo caso, se me ocurre prepararle unas empanadas de vigilia, de esas «especiales» que yo amasar... ¡Por Dios, Coca! exclamó alarmada Laura. ¡No vayas a mandar empanadas de vigilia! ¡Mira que hemos pasado la Cuaresma! ¡Empanadas de vigilia o cualquier otra cosa! ¡Mañana mismo las tendrá Vázquez en tu nombre!..... afirmó Coca con decisión.

Yo digo la verdá aunque sea delante del mi marido replica la de la buhardilla, mirando de reojo á una esquina de la calle y bajando la voz así que ve al Tuerto. La vieja del segundo clava la última raba, y sin mirar hacia su nuera, vase retirando del balcón, dejando fuera estas palabras: Anda, anda á prepararle la comida, ¡borrachona!

El día en que trabajó Cristeta por primera vez, estuvo mal servido el estanco. Nadie pensó sino en hacer viajes o enviar recados a casa de la modista, autora del traje que había de sacar a escena, en peinar y repeinar a la nueva artista, y en prepararle una banasta para las ropas y una caja para los untos, cosméticos, polvos, mano de gato y otros afeites.

Míster Robert creyó poner un dique a la invasión, ordenando su mesa y los avíos de escribir con la minuciosidad femenina que le caracterizaba, mas no logró escapar a sus efectos: su querida pluma, cuyo rum-rum le era tan grato, abandonaba a lo mejor el lecho de cartón y el cobertor de lana, que tan bien sabía prepararle, y salía a recorrer las otras mesas, volviendo de estas calaveradas maltrecha y sin barbas; parecidas excursiones hacían el lápiz, que llegaba despuntado; el secante, que traía perfiles grotescos, y la regla, con más porrazos que cabeza de turco.

En el centro del pabellón había una mesa y sobre la mesa estaban preparados algunos refrescos. Instalémonos aquí dijo Camila acercándose a la mesa. Aquí estaremos bien y, como creo que ha de tener usted mucho calor, voy a prepararle un jarabe de frambuesas.

Yo digo la verdá aunque sea delante del mi marido, replica la de la buhardilla, mirando de reojo á una esquina de la calle y bajando la voz así que ve al Tuerto. La vieja del segundo clava la última raba, y sin mirar hacia su nuera, vase retirando del balcón dejando fuera estas palabras: Anda, anda á prepararle la comida, ¡borrachona!

Esto lo dijo Leto preparándose a jugar por la baranda de arriba; y al oírlo Maravillas, le soltó desde enfrente una sonrisita de las más acentuadas de las suyas. Leto la pescó en el aire, y casi se sintió mortificado; pero estaba más atento que a esas cosas, a la jugada que acababa de prepararle un descuido de su contrario.