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Actualizado: 5 de julio de 2025


Cristina sólo torcía el gesto y parecía enfadarse con el doctor cuando á éste se le escapaba alguna afirmación impía, ó cuando, sin darse cuenta de ello, se burlaba de la devoción de las señoras y de los predicadores que el entusiasmo de todas ellas ponía en boga.

El P. VIEYRA ya conoció esto, y reprehendió eficazmente á los Predicadores que hacen decir á las sagradas Escrituras lo que ellos se imaginan, y tal vez fingen; y aun prueba con argumentos concluyentes, que en esto cada dia faltan á su verdadero instituto.

En ocasion de hallarse predicando de ceniza Fr. Luis Collado, guardian de S. Francisco, y celebrando la Misa el arcediano de Pedroche, invadió el pueblo la catedral clamando que se iban de la ciudad los frailes predicadores del convento de S. Pablo.

Yo no soy genealogista, pero si los predicadores dicen la verdad, todos somos primos hermanos; y cierto que no es posible portarse de un modo mas horroroso con sus propios parientes. O Panglós, exclamó Candido, esta abominacion no la habias adivinado: se acabó, será fuerza que abjure tu optimismo. ¿Qué es el optimismo? dixo Cacambo.

Fué la primera congregacion á siete del mes de Hebrero del año pasado i en presencia del Papa i de su colegio i de toda su corte comenzaron á proponerse las cuestiones i articulos que se habian de discutir i disputar; i asistió el Papa á otras congregaciones, i por su absencia cometió sus veces i lugar para que presidiesen á ellas, al ministro general de la órden de los predicadores i al maestro del Sacro palacio.

Para adecentar la vida pública y la moral privada, v. gr., la sola libertad de la prensa ha resultado más eficaz que las legiones de censores, confesores, inquisidores y predicadores, que torturaban disidentes y liberales mientras el papa Alejandro VI, su hijo el cardenal César Borgia y su hija Lucrecia, daban a la Europa cristiana el modelo de una perversidad y depravación que no han sido superadas.

Engañado por mi aspecto el duque de Lerma, creyó habérselas con un frailuco, que por casualidad pertenecía á la orden de Predicadores... creyó que yo sería en sus manos un instrumento ciego... hoy acaso le pesa... hoy tal vez piensa en desasirse de á cualquier precio... pero esto importa poco... ellos no habían comprendido cuánta firmeza ha dado el sufrimiento á mi alma; ellos no creían que había en tal fuerza de voluntad; al conocerme... porque la debilidad del rey me ha descubierto ante ellos... han probado todos los medios: la ambición... los honores... me han encontrado humilde siempre: han venido á con una mitra en la mano, y yo la he rechazado; me han enviado á mi celda ricos dones, y los dones se han ido por donde habían venido: han tentado con todas las tentaciones al frailuco, y el frailuco las ha resistido como San Antonio resistió las del diablo en el yermo. ¿Y sabéis por qué, cansado de esta lucha sorda, no he ido á buscar la obscuridad de mi antigua celda?

Su fama de buen hombre trajo sobre él, no sin envidia de sus compañeros, el nombramiento del confesor del rey. Todos los padres doctos de la Orden de Predicadores, hubieran querido ser en aquellas circunstancias tan buenos hombres como el padre Aliaga. Este siguió en la corte su inalterable línea de conducta.

Ver á unos infieles instruídos pocos días antes en las cosas de nuestra santa fe, y aún no reengendrados en las santas aguas del bautismo ser ya predicadores del Evangelio; y una nación que no mucho antes había respiraba sólo fiereza, verla con una mudanza propia de la diestra del Altísimo, humillada á los piés de Cristo; de lo cual no pudo contenerse el venerable Padre sin prorrumpir en un llanto tiernísimo, todo de alegría, y no cesaba de dar mil gracias á Dios con tanto mayor fervor cuanto aquel beneficio había sido más fuera de toda esperanza.

En vida tan apacible llegó, para doña Luz y para sus compañeros de tertulia, la primavera de 1861. Durante la Cuaresma, el P. Enrique predicó varias veces, con mediano éxito, no sobrepujando la fama de los otros predicadores con quienes alternaba. El número de los fervientes admiradores del padre apenas se aumentaba con alguien que no fuese de la intimidad de D. Acisclo.

Palabra del Dia

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