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Y llegandoše šus Dišcipulos dešpertarõlo, diziendo, Señor šalvanos, perecemos. Y [el] les dize, Porqué temeys [hombres] de poca fe? Entonces, dešpierto reprehendió

Esta Advertencia que pudiera parecer escusada, respecto del Viage al Parnaso de Miguel de Cervantes, por ser mera reimpresion de un libro tan conocido, la exige la publicacion de las dos piezas igualmente poeticas, que ahora se dan á luz la primera vez. Una es tragica: y otra comica. Una se intitula La Numancia: la otra El Trato de Argel. De entrambas hace mencion, baxo estos mismos titulos en el Dialogo con el poeta Pancracio, en el Discurso del Canonigo de Toledo con el Cura Pero Perez, que se introduce en D. Quixote, y al fin de la comedia de los Baños de Argel, impresa el año de 1613. Estas dos son del número de aquellas veinte ò treinta comedias que escribió por los años de 1582. recien redimido del cautiverio de Argel, y de las quales dice que todas se representaron en los teatros de Madrid con gusto general del pueblo. Pero sin embargo de estos elogios, en ambas se observan ciertas irregularidades que las mancomunan con muchas de las que despues reprehendió tan justamente el mismo Cervantes. Porque el Trato de Argel no tanto merece el nombre de comedia, como el de una simple relacion lastimosa y tragica por lo comun, de los trabajos que padecian los cautivos cristianos en poder de los infieles, en cuya pintura entran tambien las reprobadas costumbres de unos y de otros, cuyos sucesos son tanto mas creibles en la pluma del autor, quanto que por él pasaron muchos de ellos; y asi se introduce en ella

Saltó el soldado, y dijo: ¡Ah, padre!, más espesas he visto yo las picas sobre , y, ¡voto a Cristo!, que hice en el saco de Amberes lo que pude; , ¡juro a Dios! El ermitaño le reprehendió que no jurase tanto, a lo cual dijo: -Padre, bien se echa de ver que no es soldado, pues me reprehende mi propio oficio.

El P. VIEYRA ya conoció esto, y reprehendió eficazmente á los Predicadores que hacen decir á las sagradas Escrituras lo que ellos se imaginan, y tal vez fingen; y aun prueba con argumentos concluyentes, que en esto cada dia faltan á su verdadero instituto.

Por esto son tan comunes las malas poesías, y tan abundantes, que tan facil es tropezar con los malos Poetas, como con langostas: vicio que ya reprehendió con agudeza el ingenioso D. FRANCISCO DE QUEVEDO, y no hay esperanza de que se corrija si no se estudia muy de propósito la verdadera Lógica, y se hacen los hombres á no fiarse de las apariencias de los sentidos, y á consultar siempre la razon.