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Actualizado: 13 de junio de 2025


¿Quién puede tener interés en matarme? repuso Gillespie tristemente . Los que deseaban vengarse de deben sentirse ya más que satisfechos por el castigo que me han impuesto. Equivale á una muerte lenta. Popito siguió hablando: Ra-Ra cree que los personajes misteriosos que dirigen á estos bandidos son Golbasto y Momaren, mi padre.

Pero el doctor Popito, además de proporcionar al Padre de los Maestros abundantes molestias en el presente, le recuerda un pasado de sucesos muy tristes. Viendo que Flimnap callaba, el gigante indicó con un gesto su deseo de saber algo más; pero el universitario se negó á seguir hablando si no se colocaba antes en una oreja aquel aparato que permitía oir las voces más tenues.

¡Oh, Ra-Ra! dijo con voz tenue . ¡Cómo deseaba verte! Adivinando los propósitos de su visitante, lo puso sobre la palma de su mano derecha, elevándole después hasta su rostro. Ra-Ra se tendió sobre esta meseta de carne y hueso, y apoyando su cara en ambas manos, habló al Gentleman-Montaña: Popito le avisó á usted hace días que algunos de estos hombres que le rodean proyectan asesinarlo.

¡Y yo que no quería venir! exclamó Popito . Tu larga ausencia y la falta de noticias me tenían desalentada. Prefería pasar la tarde sumiéndome en el estudio, para no pensar en nuestra situación. Al fin, la curiosidad de ver al Hombre-Montaña y un indefinible presentimiento me arrastraron hasta aquí. ¡Qué desgracia si no hubiese venido!...

Al ver que el gigante, hundiendo por segunda vez su mano en la tela, sacaba á su amada, le gritó con dureza: ¡Tenga cuidado, monstruo!... La pobre Popito tal vez va á morir. Edwin miró con asombro á la delicada joven, que, no pudiendo continuar de pie, acababa de tenderse sobre la madera de la popa, mientras Ra-Ra sostenía su cabeza, arrodillado.

Y convencido de que Ra-Ra, por ser igual á él, sólo podía decir tonterías cuando estaba furioso, prescindió de su persona para ocuparse únicamente de Popito. ¿Era posible que miss Margaret fuese á morir cuando él la había salvado?... Volver atrás resultaba imposible; en la tierra de los pigmeos sólo les esperaba la muerte.

Marchaban entre grandes edificios levantados cuando la capital se ensanchó á consecuencia de la Verdadera Revolución. La cárcel donde guardaban á Ra-Ra era un antiguo cuartel que las tropas femeninas habían abandonado por insalubre. Aquí dijo Popito. Y le señaló con sus gritos y sus manoteos un edificio de paredes sombrías, con las ventanas cerradas.

La introdujo en el bolsillo superior de su chaqueta, donde otras veces había guardado á Ra-Ra. Ya no necesitaba mantener su cuello rígido ni marchar con cierta precaución, temiendo que Popito cayese desde la inmensa altura de la selva capilar que cubría su cráneo. Ahora podría moverse y correr cuanto quisiera, sin otro inconveniente que el de sacudir un poco á la joven dentro de su encierro.

El gigante asintió con un movimiento de cabeza, mientras Popito continuaba su relato. La insurrección había tenido que retrasarse un día, hasta que, al fin, en la mañana anterior, Ra-Ra, con unos cuantos miles de esclavos y llevando como oficiales á muchos jóvenes de los clubs «varonistas», se lanzó al asalto de la Universidad para apoderarse de las armas depositadas en el Museo Histórico.

El americano, después de tanto soñar, sentía hambre, un hambre sólo comparable á la que había sufrido cerca del puerto de la Ciudad-Paraíso de las Mujeres mientras esperaba inútilmente el envío de víveres prometido por la enamorada Flimnap. Pero la evocación de esta parte material de su ensueño sirvió para resucitar en su memoria la imagen de la dulce Popito y la escena de su muerte.

Palabra del Dia

rigoleto

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