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Actualizado: 13 de mayo de 2025
¡Oh! es necesario salvarlo exclamó la vizcondesa poniéndose en pie . ¿Tú me das plenos poderes, no es verdad? ¿Apruebas de antemano cuanto intente con ese fin? ¡Todo... absolutamente todo... y con toda mi alma, Dios mío! ¡Pues bueno! escribe a Pierrepont, a quien daré una cita para mañana.
En mi calidad de viejo marino, me abstuve por completo y di mis poderes al abate Mazdel, que, en un traje ligerísimo y con unos enormes bigotes pintados con betún, se debatía denodadamente contra los infinitos agresores que lo cubrían de agua y harina. El comandante no puede recuperar el mando del buque hasta el momento en que hace dar la campana la señal de haber terminado la fiesta.
Sé sentó a cierta distancia de mí, guardó por algún tiempo un silencio sombrío, y después empezó a murmurar no sé qué entre dientes. «¿De qué se trata le dije , mi pobre Latour?» «Que pierda mi nombre continuó como si hablase solo , si no es Maugis, el infame, el execrable Maugis. ¿Se acuerda el señor de aquel aventurero que se presentó al general con falsos poderes, que aprovechó cobardemente para entregar al enemigo un destacamento considerable de los nuestros, y que se substrajo, desgraciadamente, por una pronta huida al castigo que merecía?» «He oído hablar de ese miserable, y creo, como tú, Latour, que se llamaba, efectivamente, Maugis, sea con la única intención de ocultar su verdadero nombre, sea por seguir la costumbre bastante rara de nuestros oficiales; pero, ¿a santo de qué?...» «¿A santo de qué? exclamó . Ese infernal Maugis, que yo hubiese reconocido entre mil, no es otro que el honrado Ferreol de Montbreuse, que usted ha visto hoy, y, sin temor a equivocarme, afirmaré que no hay otro Maugis. ¡Rabia y maldición! ¡Es una vergüenza para la Providencia ver gentes así gozar del aire y del sol!»
En estos pueblos las mujeres son casi hombres: hombres afectuosos, imaginarios, tiernos: hombres como pueden serlo una madre y una hija, porque la naturaleza no puede mentir; pero personalidades humanas, verdaderos poderes en la familia, en la opinion, en el derecho, en las creaciones sociales; personas de razon, porque la educacion no puede dejar de enaltecer, libertando al esclavo; porque la libertad es la sancion divina del albedrío; porque el albedrío es la sancion divina del hombre; porque el hombre es la sancion divina de la sociedad; la libertad es el mismo Dios que se filtró en nuestra conciencia: sed semejantes á mí, quiere decir sed libres. «Si no sois libres, nos dice Dios, ¿con qué virtud me vais á amar?»
Unos, como el Vara de plata, lo achacaban a la impiedad del tiempo; otros, como el músico, hacían responsable a la misma Religión, aunque no osaban decirlo en alta voz. El respeto a la Iglesia y sus altos poderes, aprendido desde la niñez, imponía silencio a la población de la catedral.
Si la medida tomada por la audiencia de Charcas ha contribuido por una parte á la conservacion de las misiones de Moxos, por otra, la rivalidad entre los poderes religioso y secular, así como la ninguna instruccion de los mandatarios, han sido un manantial de funestos desórdenes.
Don Enrique viene con los poderes necesarios para cumplir la voluntad del soberano; pero Don Fernando, en vez de sentir alegría por su libertad, declara en un fogoso discurso, de la más sublime inspiración, que prefiere morir en su ignominioso cautiverio á sufrir que pase á poder de los infieles una ciudad cristiana.
Es lindísima prosiguió Rafael , pero decir que es la única, me parece un disparatón de tomo y lomo. El mayor está furioso, y va a ponerle pleito como calumniador, con plenos poderes de la Giralda, que se tiene y se califica por la mejor moza de toda Sevilla.
Al reconocer Morsamor tal como es la tierra en que vivimos, había disipado el encanto que nos hizo señores de ella. La abandonaba su fe y con su fe la abandonaban los genios, los dioses y los poderes e inteligencias sobrenaturales que sucesivamente su fe había creado. Esquilmado y seco el suelo, no se prestaba ya, aun herido de nuevo por el corcel con alas, a que brotase de él otra Hipocrene.
La república romana, que llegó a realizar en cierta manera la división de los poderes y el principio de la responsabilidad, tuvo, en consecuencia, una vida más robusta y una existencia más larga, pero, desconociendo el principio de la representación, tiranizó fatalmente a los pueblos vencidos, tanto menos oídos en la opulenta capital cuanto más esquilmados en la remota provincia, y el ejercicio del despotismo afuera, inhabilitando a los dominadores para la práctica de la libertad en casa, substituyó paulatinamente a los gustos y las formas republicanas, el absolutismo y las pompas orientales.
Palabra del Dia
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