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Actualizado: 31 de mayo de 2025
La doctora se perdió tras de una mampara de vidrios hablando con el cochero que había venido á recibirlas. Freya, antes de desaparecer, se volvió para enviarle una sonrisa pálida. Luego levantó su enguantada mano con el índice rígido, amenazándole lo mismo que á un niño revoltoso y audaz.
Perdió, picóse, sacó Unos escudos, y luego, Terciando mi primo el juego, 595 Cuatro sortijas perdió. Mas vamos á lo que importa. DO
Perdió el gusto de las francachelas en Puerta de Tierra, de la conversación, de la guitarra y las cañas y hasta de salir á la calle. Se hizo melancólico, taciturno, indolente: en sus miradas no brillaba aquella chispa de arrogancia que le daba ascendiente entre los hombres; de su boca no fluían las palabras chistosas y libres con que sometía á las mujeres.
El robo, las riquezas, los cautivos, Que los turcos hallaron en el seno De la triste galera, me ha contado Un cristiano que alli perdió la dulce Y amada libertad, para quitarla A quien quiere rendirse á su rendido.
El barón se encargó de lanzar a su discípulo; le hizo admitir en su club. Allí se comía bien, y el señor de La Tour de Embleuse no perdió nada en cambiar de cocinero. Antes de su conversión, la comida excesivamente condimentada de los figones y el uso de los licores falsificados irritaban su estómago, enrojecían su lengua y le condenaban a una sed inextinguible.
El insular, como todos sus compatriotas que viajan, tenia vieja amistad con el mar, y el puente del vapor le gustaba de preferencia. Yo, entretanto, leia ó dormia en el camarote, una vez que se perdió de vista la costa de Marsella. Al dia siguiente oí desde mi alcoba, en el hotel de las «Cuatro naciones», en Barcelona, que en la pieza contigua silbaba alguno el himno británico God save the queen.
Pacita, sin contestar, llamó la atención de una de sus hermanas. Mercedes, mira qué pulsera tan bonita le ha regalado el general a Esperanza. La segunda de Alcudia perdió su rigidez por un momento, y tomando el brazo de Esperanza la examinó con curiosidad. Es muy bonita. ¿Te la ha regalado el general? preguntó cambiando al mismo tiempo con su hermana una mirada maliciosa.
Allí se cuentan, con nombre y apellido, las queridas de los hombres de moda; se saca la cuenta de sus hijos naturales; se explica por qué se deshizo el casamiento con fulana, cuánto perdió en el club zutano, por qué se fue a Europa, por qué se vino, a qué mujer enamora actualmente, cómo le hace caso, dónde se ven y hasta en qué casa tienen lugar las citas.
Viajero afortunado; con el caudal ya corto de su madre, por tierras de afuera, perdió en ellas, donde son pecadillos las que a nosotros nos parecen con justicia infamias, aquel delicado concepto de la mujer sin el que, por grandes esfuerzos que haga luego la mente, no le es lícito gozar, puesto que no le es lícito creer en el amor de la más limpia criatura.
Eres muy buena y me perdonarás... ¿Te vienes conmigo? La joven guardó silencio cruel y siguió caminando con igual tranquilidad, como si no hubiese oído. Velázquez perdió la esperanza de llevarla de nuevo á su casa. Sintió frío y se pasó la mano por la frente con abatimiento.
Palabra del Dia
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