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Unas quince personas llenaban literalmente la estrecha salita y refluían hasta el comedor, en el que había unos platos con pastas y sandwichs, escoltados por unos vasos de agua de naranja y una tetera de metal blanco. Una lámpara colgada y unas cuantas bujías iluminaban toda la casa.

Vuelve la cara sonriente; si solo sobre sus espaldas recibe los bastonazos continúa impertérrito su comercio, contentándose con gritar: No jugalo, ¿eh? ¡no jugalopero si los recibe sobre el bilaw que contiene sus pastas, entonces, jura no volver, arroja por la boca todas las imprecaciones y maldiciones imaginables; los muchachos redoblan para hacerle rabiar más y cuando ven ya la fraseología agotada, y estan satisfechos de tanta jopia y pepita de sandía salada, entonces le pagan religiosamente y el chino se marcha contento, riendo, guiñando y recibe como caricias los ligeros bastonazos que los estudiantes le propinan á guisa de despedida.

Y allí, al lado de Chile, entraríamos ahora al Palacio de los Niños, donde juegan los chiquitines al caballito y al columpio, y ven hacer barcos de cristal de Venecia, y las muñecas que hace el japonés, envolviendo con el palitroque alrededor de una varita las pastas blandas de colores diferentes: y hace un daimio con su sable, y un Mikado de ahora, con su levita a la francesa: ¡oh, el teatro! ¡oh, el hombre que está haciendo los confites! ¡oh, el perro que sabe multiplicar! ¡oh, el gimnasta que anda a caballo en una rueda! ¡y el palacio es de juguetes todo por afuera, desde el quicio hasta los banderines del techo!

Sandoval, á fuer de curioso, miraba, escudriñaba todo, probaba las pastas, examinaba los cuadros, leía la lista de los precios. Los demás hablaban del tema del día, de las actrices de la opereta francesa y la enfermedad misteriosa de Simoun á quien, segun unos, habían encontrado herido en la calle, segun otros, había intentado suicidarse: como era natural se perdían en conjeturas.

María Teresa y Diana pasaban y volvían a pasar entre todos, ofreciendo tazas de chocolate, de , y en platos de cristal tallado, muffins, pastas, dulces, bombones, y, entretanto, las frases se cruzaban, los apartes se deslizaban. En cierto momento, con toda inocencia, Max Platel se aproximó a Huberto: La señorita María Teresa es una armonía viva dijo, mientras su mirada la seguía por el salón.

Esta noche no ha dado más que cuatro melindres, cuatro porquerías... ¡qué vergüenza! Figúrate lo que saldrán diciendo los gorrones que no van a esas casas más que para que les den de cenar... En mi vida he visto mujer de más pecho. Habían dado las siete y aún no sabía como arreglar el buffet. Mandó a la confitería... es para morirse de risa... y no quisieron fiarle veinte libras de pastas.

Entramos en el comedor que todos conocemos: un gran salón al cual le falta mucho para estar bien puesto. Aquella noche, Canale, como de costumbre, había formado la gran mesa en herradura con mesas centrales, y sobre ella, había levantado los mismos catafalcos de cartón y pastas de azúcar de todos los años.

Hace veinte años que Harvey and provee á Chaminade, de Burdeos, todo el pino para las cajas de embalaje de su casa de usted... ¡Tanto gusto! La cara que puso Marenval, cuya única ambición consistía en hacer olvidar las pastas y las féculas origen de su fortuna, proporcionó á la concurrencia un precioso rato de diversión.

En Aguirreche, en su cuarto, la tía Úrsula guardaba libros e ilustraciones con grabados, españoles y franceses, en donde se narraban batallas navales, piraterías, evasiones célebres y viajes de los grandes navegantes. Estos libros debían de haber estado en alguna cueva, porque echaban olor a humedad y tenían las pastas carcomidas por las puntas.

Guirior fué el único, entre los virreyes, que cedió a los hospitales los diez pesos que, para sorbetes y pastas, estaban asignados por real cédula a su excelencia siempre que honraba con su presencia una función de teatro.