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Con el mismo que tuvo don Juan para burlarse de él, haciéndole juguete de una chicuela y, lo que era peor, estorbando que la conquistase. La dificultad estaba en abrir la carta sin que luego se conociera. Tras largas cavilaciones, obedeciendo a una idea que le pareció tan original como atrevida y segura, sin pararse en peligros, rasgó el sobre y leyó.

En tal caso quiero que sepa usted que hay un joven que compromete a Antoñita pasando y repasando por delante de la casa que habita, y hasta llega en su audacia a pararse y mirar con toda fijeza y descaro hacia los balcones. Tengo que contestarle, señor conde, que eso que usted me comunica es cosa vieja para dijo Amaury, frunciendo las cejas.

Pero ella le pide algo con deliciosa timidez; él hace un gesto de contrariedad y parece protestar, pero ella insiste amablemente; él se resigna, no sin mal humor, da al cochero una breve orden y se mete a su vez en el coche, que describe una parábola y va a pararse delante del Correo.

Un rayo que hubiera caído a sus pies... y de repente se hubiese convertido en lluvia de flores, no hubiera causado mayor sorpresa al amante de Serafina, que la actitud de su mujer soñolienta y caprichosa; pero sin andarse en averiguaciones de causas próximas o remotas, echó sus cuentas Bonifacio, y se dijo en el fuero interno, sin pararse a examinar la exactitud de la frase, «lo echaremos todo a barato»; y a la invitación de su hembra hecha por señas infalibles, que levantaban en el alma nubes melancólicas de recuerdos que se deslizaban delante de una luna de miel muy hundida en el firmamento oscuro, contestó con otras señas que fueron estimadas en lo que valían.

En fin, todo me volvía cavilar, cavilar, sin sacar nada en limpio... Entonces dije: voy a darle un susto esta noche... Ha sido un susto muy agradable. Si no llega V. a pararse delante de mi casa y a quedarse mirando a los balcones, no salgo del portal... pero aquello me decidió. Momento de pausa, en el cual me acudió a la mente un tropel de pensamientos que todavía me avergüenzan.

Luego siguió paseando sin pararse a hacer una caricia a su hijo. Efectivamente, Tristán había sufrido aquella tarde uno de los mayores desengaños de su vida, y eso que ésta, a lo que él decía, no había sido otra cosa que una serie interminable de ellos. Su fraternal, su abnegado amigo García era un traidor como todos los demás.

Doña Juana se entró despechada en su dormitorio, se acostó, pero no durmió. A la noche siguiente, en punto de las doce, al entrar el duque de Osuna en la calle, al pararse bajo la reja, sintió abrir la del piso bajo. Caballero, quien quiera que seáis exclamó la duquesa de Gandía, que ella era , escuchadme en nombre de vuestro honor. El duque, sobresaltado, guardó silencio por algunos segundos.

Se entorpeció la rueda del corazón como pudo entorpecerse otra de las principales. Por alguna de ellas había de empezar la inevitable ruina. Cuándo se consumará ésta, cuándo se parará la máquina, no es posible calcularlo a fecha fija ni por ni por los que sepan de esas cosas más que yo: lo mismo puede pararse dentro de seis meses que en este instante.

Salió de allí verdaderamente aterrado, sin querer pararse con nadie, temeroso de que le preguntaran: «¿Habla Vd.?» Se marchó a pie sin esperar el coche, y por las calles se dijo a propio el más elocuente discurso que han oído Cámaras en el mundo. Pepe, al verle partir no pudo reprimir el gozo: ¡Ya lo creo que volveré a verla!

Vio el portal de la casa de Santa Cruz, y sus miradas se internaron con recelo por aquella cavidad ancha, de estucadas paredes, y alumbrada por mecheros de gas. Ver esto y pararse en firme, con cierta frialdad en el alma, sintiendo el choque interior de toda velocidad bruscamente enfrenada, fue todo uno.