Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 21 de mayo de 2025
Añadian que en adelante no pagarian tributos, diezmos, ni primicias; á todo condescendian el cura, los prelados y los vocales del Cabildo, llenos de temor, viéndose en medio de 15,000 indios, todos armados de palos, piedras y hondas.
Cientos y á veces miles de palos se aproximan sucesivamente cerca del precipicio con objeto de que un simple empujón baste para lanzarlos rodando por la pendiente.
Las bolas no rodaban como se había propuesto. Se llevaba la mano a la cabeza con desesperación. ¡Un poquito menos de bola, y la mía hubiera entrado por los palos!... Pero me veía obligado a tomar mucha bola, para que el mingo bajase; porque si no baja el mingo, ¿sabe usted? él me hace villa y se mete en casa... ¡Y a mí no me conviene eso!
¿No? exclamó con extrañeza . Pues debiera hacerlo. Me estaría riendo hasta mañana: dos palos, sí señor, o mejor cuatro. Los merece. Aborrezco a ese hombre con todo mi corazón.
Temblaba la tierra bajo los pies de tan formidables guerreros, crujían sus palos al chocarse, escuchábase de lejos su resuello temeroso. Todo el campo de la fiesta se estremecía pendiente de aquella descomunal batalla. Por fin el hijo del tío Pacho alcanzó el brazo derecho de su contrario con un garrotazo. Saltó el palo de la mano de Toribión y quedó inerme frente á su adversario.
Kernok subió con agilidad a las gavias y examinó el aparejo con la más escrupulosa atención; las averías eran numerosas, pero no inquietantes, y con la ayuda de los palos y de las vergas de recambio, comprendió que podría continuar su ruta y llegar al puerto más inmediato. Grano de Sal volvió a subir al puente, pero solo. ¡Y bien! dijo Kernok ; ¿dónde está mi mujer, animal? Capitán, es que...
PELAYO. ¡San Blas! ¡San Pablo! D. TELL. No os cuelgo de dos almenas. PELAYO. Sin ser día de mi santo, Es muy bellaca señal. D. TELL. Salid luego de palacio, Y no paréis en mi tierra; Que os haré matar a palos. Pícaros, villanos, gente De solar humilde y bajo, ¡Conmigo!... PELAYO. Tiene razón; Que es mal hecho haberle dado Ahora esa pesadumbre.
El maestro, plantando su muleta ante los ojos del toro, fue echando atrás tranquilamente con la punta de la espada los palos de las banderillas que le caían sobre el testuz. Iba a «descabellarlo». Apoyó la punta del acero en lo alto de la cabeza, buscando entre los dos cuernos el sitio sensible.
Las lanzas, sables y palos, divididos por mitad á los costados, sostenidos por la poca caballeria que le habia quedado, y mandando dar un cuarto de conversion por mitad á derecha é izquierda, acometió á un tiempo á los indios de Ingaricona y Sanca, que se sostuvieron por algun rato con teson, peleando valerosamente, hasta que los de Sanca cedieron, despues de haber perdido algunos hombres, y emprendieron una fuga precipitada, arrojándose á un estero profundo, donde se ahogaron algunos, y los demas siguieron la retirada con el mayor desórden, hasta ampararse de las montañas inmediatas.
Dijo más, que saliendo por la puente de Alcántara, dándole los muchachos priesa con la demanda de la cola, se había apeado del asno, y dando tras todos, alcanzó a uno, a quien dejaba medio muerto a palos; y que queriéndole prender se había resistido, y que por eso iba tan mal parado.
Palabra del Dia
Otros Mirando