United States or Montserrat ? Vote for the TOP Country of the Week !


Tampoco es noble ampararse de su debilidad para dar rienda suelta a rencores injustificados y hacer daño a quien nunca se lo ha hecho a usted. Repito que no se me ha pasado por la imaginación jamás ocasionar a usted daño alguno y que sólo un chisme de algún malintencionado pudo hacérselo creer y ponerle tan obcecado.

Con Manolita cargaría por último el finchado señorito de la Formoseda; a Carmen se le quitarían de la cabeza ciertas locuras y siendo tan linda no le faltaría buen acomodo; y Nucha.... Lo que es Nucha no le hacía a él peso en casa, pues la gobernaba a las mil maravillas; además, a fuer de heredera presunta de su madrina, no necesitaba ampararse casándose.

Volviéronse á juntar los Cários en gran número, y pusieron su ejército cerca de un áspero bosque, para ampararse en él si perdian tambien este pueblo. A las cinco de la tarde llegamos, persiguiendo los Cários, hasta Acaraiba, y sitiámosle: sentando los ataques en tres parages, y dejamos centinelas en el bosque.

La victoria fué completa, y se siguió el alcance hasta los cerros y collados, en que procuraban ampararse los contrarios para salvar sus vidas: pero la muerte y el horror los siguió por todas partes, y dejaron en el campo mas de 400 cadáveres.

Las lanzas, sables y palos, divididos por mitad á los costados, sostenidos por la poca caballeria que le habia quedado, y mandando dar un cuarto de conversion por mitad á derecha é izquierda, acometió á un tiempo á los indios de Ingaricona y Sanca, que se sostuvieron por algun rato con teson, peleando valerosamente, hasta que los de Sanca cedieron, despues de haber perdido algunos hombres, y emprendieron una fuga precipitada, arrojándose á un estero profundo, donde se ahogaron algunos, y los demas siguieron la retirada con el mayor desórden, hasta ampararse de las montañas inmediatas.

Arrastrados por el torrente circulatorio de la savia, de la sangre ó de otros líquidos, entran á formar parte de un tejido, luego de otro y de otros aún; así viajan por todos los organismos, hasta que son definitivamente expulsadas, y entran en ese gran mundo exterior, donde millones de seres vivos se empujan y combaten para ampararse de ellas como de una presa y utilizarlas á su vez.

Una enfermedad que le sobrevino, cuando el buque se preparaba á zarpar de esta rada, lo hizo perder la ocasion de volver á Europa. Solo, aislado, falto de relaciones y de recursos en una tierra extraña, cuyo mismo idioma lo era desconocido, tuvo que ampararse de los que por instituto profesaban la caridad y la filantropia.

A don Álvaro se le ocurría que sin tener de su parte a una criada, a la doncella mejor, era todo sino imposible muy difícil; pero ni siquiera se atrevió a proponer a Anita su idea; la vio siempre desconfiada, mostrando antipatía mal oculta hacia Petra, y comprendió además que era muy nueva la Regenta en esta clase de aventuras, para llegar al cinismo de ampararse de domésticas, y menos sabiendo de ellas que eran solicitadas por su marido.

Ni bastaron razones para consolarle, ni consejos para que no tomase alguna negra determinación que acabase con su vida, que él decía no era otra cosa que muerte horrenda; porque al ver ante perdiendo la vida con la sangre a aquella su adorada criatura, conoció más que nunca que ella era su vida y su alma, y que sin ella no podía tener ni contento ni vida, sino existencia angustiosa, infierno en la tierra, muerte en el alma; y así les dijo, que no pudiendo él quitarse la vida por su mano, que cosa era esta en que ningún hombre que en algo estima el que su valor se estime, incurrir puede, resuelto estaba a ir a ampararse del buen capitán Diego de Urbina, que en la galera Marquesa estaba en el Guadalquivir próximo a zarpar para Levante, y contarle su desdicha; que él le estimaba y le ampararía; y luego cuando con el turco se rompiese, ponerse en punto donde la muerte fuese inevitable y se pudiese caer con honra.

Aconteciole al señor Ginés de Sepúlveda, cuando las suaves manos de doña Guiomar asieron las suyas y sus ojos se fijaron espantados en sus ojos, que creyó que de él se apoderaba el diablo; espantose muy mucho más que doña Guiomar, y aturdiose; y sin saber cómo, no encontrando otra cosa de que ampararse, amparose del mismo peligro que le espantaba; es decir, que se abrazó a doña Guiomar, y de tal manera, que no parecía sino náufrago que, llevado por las furiosas olas, con una tabla se encuentra y a ella se agarra.