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Actualizado: 21 de mayo de 2025


La magnitud de su casco, la elevación de sus palos, el laberinto de su jarcia, todo le enamora y hasta le enorgullece. ¿Qué vale la pobre choza de su aldea junto á aquel flotante palacio que va á habitar durante mes y medio?

Por la mañana del martes 15, despues de rezar, y haberse todos encomendado á Dios, prosiguieron su viage, y á distancia de una legua de la dormida, dieron con una casa, que por un lado tenia seis banderas de paño de varios colores, de media vara en cuadro, en unos palos altos, clavados en tierra, y por el otro lado cinco caballos muertos, embutidos de paja, con sus clines y cola, clavados cada uno sobre tres palos en altura competente.

Comunicábanse con la orilla por medio de puentes móviles, bajo los cuales, atadas a aquella selva de estacas, se balanceaban en el agua gran número de barcas apareadas hechas de troncos de árboles ahuecados, y provistas de un puente de unión, de palos y de velas. Los papúes atravesaron los puentes y entraron en la aldea a los gritos de júbilo de sus habitantes.

Se ve que este mozo del campo no cree en «la educación de una joven a la moderna», y arregla a palos los problemas de honor. La niña tiembla al pensar en la futura entrevista y en lo que pueda decir el hermanito, que la amenaza con sus revelaciones; por ella no llegaríamos nunca a Buenos Aires... Pero sus terrores pasan pronto: los olvida apenas se ve rodeada de hombres.

Si el que le dio los palos, aunque se los dio a hurtacordel, pusiera mano a su espada y se estuviera quedo, haciendo rostro a su enemigo, quedara el apaleado agraviado y afrentado juntamente: agraviado, porque le dieron a traición; afrentado, porque el que le dio sustentó lo que había hecho, sin volver las espaldas y a pie quedo.

Un guardia quiso prender a la oradora, pero sus compañeras la defendieron a palos, mordiscos y arañazos... Salió un sable de la vaina, y allí fue Troya. Un diluvio de piedras y medios ladrillos cayó sobre los representantes del poder; y todos quedaron iguales; así los mal nombrados por el gobierno, como los peor elegidos por el pueblo.

El hombre de la capa, al ver mi sorpresa, sonrió con humildad, como si me pidiese perdón, y continuó: Me acuerdo que, cuando llegué a casa, mi madre me dio una paliza que me hubo de matar... no por qué... Decía que para que me acordase bien de aquel día... ¡Cómo sino me acordase bien sin necesidad de los palos!... Yo creo que estaba un poco guillá... La pobrecita no tardó dos meses tan siquiera en espichar... Desde entonces no he faltao nunca a estos espetáculos.

-Pues si es que se anda a decir verdades ese señor moro -dijo Sancho-, a buen seguro que entre los palos de mi señor se hallen los míos; porque nunca a su merced le tomaron la medida de las espaldas que no me la tomasen a de todo el cuerpo; pero no hay de qué maravillarme, pues, como dice el mismo señor mío, del dolor de la cabeza han de participar los miembros.

No quedaba duda de que el Rayo iba derecho a estrellarse inevitablemente en la costa cercana a la embocadura del Guadalquivir. No necesito decir que las velas habían sido cargadas, y que no bastando este recurso contra tan fuerte temporal, se bajaron también los masteleros. Por último, también se creyó necesario picar los palos, para evitar que el navío se precipitara bajo las olas.

De que ahora se levantara de su asiento el señor presidente y le diera dos palos a Ostolaza. Aquí no es costumbre que el presidente apalee a los diputados.

Palabra del Dia

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