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Actualizado: 7 de mayo de 2025


«Tengo un recelo le dijo Isidora agitadísima, la voz balbuciente, la expresión turbada y agoniosa . No me has comprendido... Habrás creído tal vez que deseo ser tu querida, que te he propuesto que me compres... No me juzgues mal; yo quiero ser honrada. Si no lo consigo es porque..., te diré... ¡Honrada! , . No me comprendes. me socorres, yo te pagaré..., dinero por dinero.

Lo que el maestresala puede hacer es traerme estas que llaman ollas podridas, que mientras más podridas son, mejor huelen, y en ellas puede embaular y encerrar todo lo que él quisiere, como sea de comer, que yo se lo agradeceré y se lo pagaré algún día; y no se burle nadie conmigo, porque o somos o no somos: vivamos todos y comamos en buena paz compaña, pues, cuando Dios amanece, para todos amanece.

Entendió Andrés que por él lo decía, y riéndose, dijo: Señora doncella, ésta es mi recámara y éste es mi pollino: si vos halláredes en ella ni en él lo que os falta, yo os lo pagaré con las setenas, fuera de sujetarme al castigo que la ley da a los ladrones.

De todo esto, lo más urgente a pagar era el saldo de don Raimundo Portas, quien no estaba dispuesto a conceder más prórroga que los dos días de gracia; el pagaré había vencido el 22... Los demás acreedores esperarían hasta que Dios quisiera. Necesitaba, pues, treinta mil nacionales para el 24 de junio, a las doce, ni un centavo más, ni un centavo menos.

8 Comen del pecado de mi pueblo, y en su maldad levantan su alma. 9 Tal será el pueblo como el sacerdote; y visitaré sobre él sus caminos, y le pagaré conforme a sus obras. 10 Y comerán, mas no se hartarán; fornicarán, mas no se aumentarán, porque dejaron de atender al SE

Dijo al oído a su mujer el prurito que sentía de ser generoso y doña Encarnación tuvo que dominarse para no arañarle. La generosidad triunfó, a pesar de todo, en el corazón del tendero murciano. Juanita dijo , yo te doy dos mil reales para que te merques un hermoso brazalete de oro, diamantes y perlas. Al hablar así, don Ramón devolvió a Juanita el pagaré que ella había firmado.

Por de pronto, la señora condesa estaba enferma, y la enfermedad tiene buenas espaldas para cargar con todo. ¡Pero matar a una persona que está sana! Eso es más difícil. Te pagaré según el trabajo. ¿Y si me cogen? Tomas una embarcación y te refugias en Turquía; la justicia no te perseguirá hasta allí. Es que tenía la idea de quedarme aquí. Quería comprar una propiedad.

Y misia Casilda, dando palmadas sobre la mesa con su mano enguantada, se impacientaba, seria, de nuevo, y severa, como antes, exigiendo se le confesara el monto total de la deuda, inmediatamente: el joven, entonces, hizo declaraciones completas... Treinta mil nacionales a don Raimundo de Melos Portas e Azevedo, el más temible de sus acreedores, porque tenía un pagaré bajo su firma, que le era forzoso, absolutamente imprescindible, recobrar al día siguiente, y si no lo recobraba, perdería la vida con la honra: lo había jurado; cincuenta mil a Rocchio, el corredor; veinte mil a un fulano del Club del Progreso, y cincuenta mil más, repartidos entre varios corredores de la Bolsa por operaciones malogradas en los días que iban de mes... total, ¡ciento cincuenta mil nacionales!

Y bien, como la deuda no podía saldarla, y el pagaré, protestado, iría a parar a manos de don Bernardino, si no estaba ya en su poder, quedábanle a él dos caminos: o dejarse meter en la Penitenciaría o saltarse los sesos... Misia Casilda dió un grito y le abrazó, aterrada.

Carolina mostró de su saquito un paquete de aspecto sospechoso. Todo está corriente. Chicas, en marcha. Póngalo en la cuenta añadió saludando con la cabeza a la huéspeda, mientras se adelantaban hacia la puerta. Le pagaré cuando llegue el trimestre a mi poder. No, Catalina repuso Carolina, sacando su portamonedas, déjame pagar, me toca a .

Palabra del Dia

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