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Actualizado: 15 de mayo de 2025


Un escalofrío sacudió el cuerpo de Guimarán. Se abrochó. «Había sido otra imprudencia venir sin capa». Entonces sintió que no sentía ya el agua.... «Era que ya no llovía». Sobre Vetusta brillaban entre grandes espacios de sombra algunas luces pálidas, las estrellas; y entre las sombras de la ciudad aparecían puntos rojizos simétricos: los faroles.

Dejose friccionar por el esclavo y extender sobre sus miembros las esferitas de perfume; dejose, por gracia, obscurecer los párpados con el kohl; y su horror fanático hacia los baños se fue desvaneciendo cuando su amada le inició en las dulzuras del amor bajo aquella agua saturada de nardos, sobre la cual ella hacía deshojar puñados de rosas, unas muy pálidas y otras como sangrientas, para simbolizar las dobles delicias de su cuerpo.

Pero a los pocos versos ya no habló el improvisador de las atlotas en general, sino de una sola, ambiciosa y sin corazón. Febrer miró instintivamente a Margalida, que permanecía inmóvil, con los ojos bajos, pálidas las mejillas, como asustada, no de lo que escuchaba, sino de lo que indudablemente vendría después.

Cuando el joven pudo hablar, ya algo más tranquilo, después que por sus pálidas mejillas corrieron a raudales las lágrimas, dijo: Perdónenme ustedes si aumento su dolor con la expansión del mío. ¡Si supieran lo que sufro!... El anciano se sonrió con tristeza. ¡Pobre Amaury! dijo en voz baja Antoñita. Ya estoy sereno agregó Leoville.

En efecto, un vestido que recuerda la hopalanda de un cochero, y que ha sido cortado en un pequeño retazo de paño con el cual no se han podido cortar capuchas en miniatura, no es muy aparente para ocultar los defectos de las formas. Por otra parte, el marrón no es un color apropiado para hacer resaltar vivamente las mejillas pálidas.

Cuando me levanté y me incliné para darle un beso en la frente, vi que por las pálidas mejillas de la enferma rodaban dos lágrimas, dos lágrimas de esas que en el rostro de un cadáver parecen gotas de rocío en el seno de una rosa blanca. Salí del aposento con el corazón hecho pedazos. Tía Pepa me seguía silenciosa y cabizbaja.... Por fin habló: ¿Qué dices de eso?

Ya volvía amorosa y anhelante, cuando al dar el primer paso oye en la ribera opuesta el reñir de las espadas. Muley, ya suelto de su prisión, medía furioso su acero con el rival que le había libertado. María atiende, escucha, y ve entre la obscuridad las pálidas centellas de los aceros.

El pobre Príncipe, hijo tardío de padre gastado y madre moza, muestra ya en la escasa coloración del rostro y en lo débil del cuerpo que no había de llegar a ceñirse corona. La cara y manos están hechas con singular fineza, estudiadas hasta el extremo, contrastando sus tintas delicadas y pálidas con los distintos rojos de la ropa, el sillón y los cortinajes del fondo.

Los convidados se sentaron en medio de una agitación entre placentera y angustiosa, que se revelaba en sus caras risueñas y pálidas a la vez. Los criados, correctamente vestidos, ocupaban sus puestos como si se hallasen en el palacio de Requena.

Juan Labarbe, por su parte, con el codo apoyado en un mango de hacha, permanecía impasible. Era un hombre de pálidas mejillas, nariz aguileña y finos labios. Tenía gran ascendiente sobre los de Dagsburg por su resolución y por la claridad de su talento.

Palabra del Dia

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