United States or Syria ? Vote for the TOP Country of the Week !


A mis preguntas Hervieu ha respondido con un ambagioso alzamiento de hombros; probablemente ni él mismo lo sabe: al principio imaginó novelas, y escribió novelas; luego quiso escribir para el teatro, y nada le impidió llevar adelante su propósito; en los caracteres ordenados y tenaces como el suyo, la inspiración es siempre esclava dócil de la voluntad.

Acercose a la cama y vio con asombro sus trajes de abrigo, sus chalecos de franela muy bien cepillados, muy bien doblados y perfectamente empaquetados; allí estaba asimismo el paquete de Luisa con sus vestidos, sus faldas y sus recios zapatos cuidadosamente ordenados.

Sube el yankee á la cima de la montaña y el hispano-americano se queda al pie, rezagado y en situación miserable; pero no se cuenta, al decir esto, con no pocos factores, empezando por la fortuna, que no puede negarse que existe, entendiéndose por fortuna, la serie y el enlace de los casos, dispuestos y ordenados por ley providencial ó fatal, que ya se sustraen á la previsión humana, ó ya, aunque no se sustraigan, ni la más firme voluntad de los hombres, ni su más profundo saber, ni su más poderosa inteligencia desvían del camino que siguen, así como no evita el eclipse el astrónomo que le pronostica.

Las novelas ejemplares son sin duda las obras en que, después del Quijote, mayor originalidad, talento y gracia muestra el manco de Lepanto. El libro del Sr. Icaza prueba esta verdad, previo un detenido y juicioso examen del asunto, con atinadas observaciones y con gran copia de datos, recogidos con diligencia y ordenados con arte.

Allí quedan ordenados los hilos, pero unos son más finos que otros, y por eso las mujeres tienen el cuidado de separarle en varias clases, antes del tejido, lo cual ejecutan con suma destreza, aunque sea á oscuras.

Cuando comenzaban las lecciones y los ensayos de coro, las niñas se levantaban, se repartían en secciones por el tablado, formaban círculos, los deshacían, como bailarinas de ópera; y los catequistas dirigiendo aquellos remolinos ordenados, aspiraban, entre tanta juventud verde, aromas espirituales de voluptuosidad quinti-esenciada con cierta dentera moral que les encendía las mejillas y los ojos, y causaba en su naturaleza robusta efectos análogos a los del kirschen o del ajenjo.

4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente sin temor ni reverencia de Dios; los cuales desde antes habían estado ordenados para esta condenación, convirtiendo la gracia de nuestro Dios en disolución, y negando a Dios que solo es el que tiene dominio, y a nuestro Señor Jesús, el Cristo.

A estas horas, el Estudiante, no creyendo su buen suceso y deshollinando con el vestido y los ojos el zaquizamí, admiraba la región donde había arribado, por las estranjeras estravagancias de que estaba adornada la tal espelunca, cuyo avariento farol era un candil de garabato, que descubría sobre una mesa antigua de cadena papeles infinitos, mal compuestos y ordenados, escritos de caracteres matemáticos, unas efemérides abiertas , dos esferas y algunos compases y cuadrantes, ciertas señales de que vivía en el cuarto de más abajo algún astrólogo, dueño de aquella confusa oficina y embustera ciencia; y llegándose don Cleofás curiosamente, como quien profesaba letras y era algo inclinado a aquella profesión, a revolver los trastos astrológicos, oyó un suspiro entre ellos mismos, que, pareciéndole imaginación o ilusión de la noche, pasó adelante con la atención papeleando los memoriales de Euclides y embelecos de Copérnico; escuchando segunda vez repetir el suspiro, entonces, pareciéndole que no era engaño de la fantasía, sino verdad que se había venido a los oídos, dijo con desgarro y ademán de estudiante valiente: ¿Quién diablos suspira aquí?, respondiéndole al mismo tiempo una voz entre humana y estranjera: Yo soy, señor Licenciado, que estoy en esta redoma, adonde me tiene preso ese astrólogo que vive ahí abajo, porque también tiene su punta de la mágica negra , y es mi alcaide dos años habrá.

El archivo del Gobierno que dicho sea de paso, es de los más ricos y ordenados que conozco me fué franqueado, y no había estante, tabla, ni legajo, que no hubiese registrado tomando luminosas notas y curiosísimos apuntes de la provincia.

Desde aquel acuerdo solemne entró la vida de los Bermúdez en los ordenados términos de los planes traídos de Sevilla en embrión.