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Es cierto que en la instabilidad de las cosas humanas, ocurren con frecuencia sucesos imprevistos que desbaratan los planes mejor concertados, que no dejan recoger el fruto de atinadas combinaciones y pesadas fatigas, y que por el contrario favorecen á otros que, atendido lo que habian puesto de su parte, estaban léjos de merecerlo; pero tampoco cabe duda en que esto no es tan comun como vulgarmente se dice y se cree.

Lo primero que hizo, conforme a su gran carácter, fue sobreponerse a los sucesos, no amilanarse por la vista de la sangre y dictar atinadas órdenes preliminares, como acostar a Maximiliano, traer provisión de árnica, reconocerle bien las contusiones que tenía y llamar un médico. «¿Pero y Fortunata?». Salió a hacer unas compras dijo Patricia. ¡Es particular! Las ocho y media de la noche.

No estará el trabajo en el silogismo, sino en encontrar los títulos para probar que el manso B perteneció realmente á la familia N, en interpretar cual conviene las cláusulas del testamento, donacion, ó venta por donde lo habia adquirido; en esto y otros puntos consistirá la dificultad, para esto seria necesario aguzar el discurso, prescribiéndole atinadas reglas á fin de discernir la verdad entre muchos y complicados y contradictorios documentos.

Como Jorge discurre muy bien y sabe mucha filosofía, justifica su aserto con razones que por ser muy atinadas y, sobre todo, por ser suyas, a me parecen definitivas. Yo creo a mi marido con amor, que es la forma de credulidad más profunda. A las once comenzaron a llegar las amigas de mis sobrinas, un grupo de muchachas presentadas en sociedad este mismo año o el anterior.

A los pocos instantes, Yuba-Bill andaba ya atareado, como Caliban, en llevar trozos de leña para aquella Miranda; el correo molía café en el mirador; a me fue asignada la delicada tarea de cortar tocino, y el juez ayudó a todos con sus bienhumoradas y atinadas observaciones.

Y como son tan atinadas las observaciones que hace, las cosas que dice y los consejos que insinúa, y como todo ello está redactado con fácil y natural, al par que elegante estilo, y adornado con las galas y los colores de una muy brillante fantasía, bien merece que nos detengamos a examinarlo, aunque los juegos florales y los versos que en los juegos se premian queden, así en Orense como en otros varios puntos, completamente eclipsados por la prosa; aunque los juegos florales se conviertan en meeting político, y aunque se trueque en club el salón en que se celebran.

Habían traído a bordo los Diálogos de amor de León Hebreo, a quien Morsamor quedó muy aficionado desde que logró salvarle de los insultos de la plebe. A veces leían en dichos Diálogos y luego los comentaban. Y eran tan atinadas y profundas las ilustraciones de donna Olimpia que, si se hubiesen conservado y reunido en un volumen, formarían hoy la Filosofía de amor más interesante y sublime.

El recuerdo lejano y confuso de la alta sociedad madrileña, que doña Luz no había hecho sino entrever hacía más de doce años, la idea vaga de un medio más culto y más aristocrático, las formas y el ser soñados de damas y galanes, sus usos, discreteos, aventuras y amoríos, tales cuales ella los había fantaseado o columbrado, sin llegarlos a ver ni a gozar, obligada, en la aurora de su vida, a retirarse a un pueblo pequeño, todo acudió de súbito a la mente de doña Luz, al mirar a D. Jaime Pimentel, al notar la soltura y naturalidad de sus distinguidos modales, y al oír su acento y las pocas y atinadas palabras que le dirigió, las cuales ni pecaron de frías y secas, ni se extremaron por lo galantes, sino que se encerraron dentro de los límites de la más respetuosa discreción.

Tanta mella han hecho en mi espíritu tus atinadas observaciones, y tanto he meditado sobre ellas, que al cabo me he decidido á realizar importantes reformas en mi modo de vida.

En otras materias aconsejó y llevó a la práctica disposiciones tan atinadas, que la misma Obdulia hubo de reconocerla como maestra en arte de gobierno. Ocupábanse además en buscarles casa; pero con tales condiciones de comodidad, ventilación y baratura la quería, que no era fácil decidirse hasta no revolver bien todo Madrid.