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Actualizado: 13 de junio de 2025
Me parece, señora dijo el rey , que creéis demasiado á doña Clara, que doña Clara no es tan esquiva como cuenta la fama, y que acaso don Rodrigo... ¡Oh, no; estoy segura de ella! ¿Pero creéis fácil que se corten cabellos á una mujer sin que lo sienta? ¿Os habéis olvidado de ese hermoso rizo, sujeto por hermoso lazo?
¿Y de qué puede servirles todo eso? interrumpió Gillespie . Yo conozco la historia de este país, que usted parece haber olvidado.... ¿Y los rayos negros? Ra-Ra levantó los hombros con una expresión de menosprecio. ¡Oh, los rayos negros! dijo al fin . El invento de una mujer bien puede sobrepujarlo el invento de un hombre. Nuestros sabios trabajan.... y no quiero decir más.
¡Que no le diesen a él corridas en Sevilla! En otras poblaciones vivía como un soltero, olvidado momentáneamente de la familia, en una habitación de hotel completamente extraña, que «no le decía» nada, pues nada tenía suyo.
Eso le demostrará a usted que yo no mentía el día que le aseguré cierta cosa. Le demostrará que no la he olvidado en Madrid. No, Leonora, no olvido. Esta ausencia ha agrandado más mi afecto. Gracias, Rafael dijo la artista con gravedad, como si en ella no fuese ya posible la ironía de otros tiempos. Estoy convencida de ello, y me entristece, pues es inútil.
De un color de rosa de coral se le teñían las mejillas, y el ónix de México no tuvo nunca mayor transparencia que la tez fina de Sol, en aquella mañana de ventura en la naturaleza. ¡Ay! la buena Ana sonreía mucho, pero había olvidado levantar de su falda el cuaderno de notas.
Luego atravesaron la Puerta de la Sirena arco de entrada del olvidado recinto de la ciudad y siguieron un camino, teniendo á un lado la tierra pantanosa de exuberante vegetación y al otro la larga tapia de una granja, en cuya argamasa asomaban fragmentos de lápidas y columnas.
No lo he olvidado contestó Amaury. Entonces nos encontraremos allí como de costumbre. A las diez, ¿no es así? Sí, a las diez repitió distraídamente Amaury; pero si no pudiese ir hasta las doce, yo le rogaría que dijese usted a su tío que tal vez me retenga en París algún asunto urgente.
El hermano se levantó, tomó sus espejuelos engarzados en cuerno, los colocó sobre la nariz, echó mano al paquete de libros, y aproximándose a la ventana que daba al gran patio interior, estuvo largo rato examinándolos. Hermano Gabriel dijo al cabo la tía María . ¿Se le ha olvidado a usted el leer? No, pero no conozco estas letras; me parece que es hebreo.
¡Qué cosas tienes! dijo. Demasiado sabes que mientras estés conmigo no pueden anunciarme a nadie. ¡Valiosa prerrogativa regia! No hay nada como la etiqueta dije. Pero había olvidado esa regla por completo. Y dime: si yo estuviese a solas con otra persona, ¿podrían anunciarte a ti? Lo sabes tan bien como yo contestó admirada. Podrían anunciarme, porque soy princesa de la sangre.
La furia del exercito presente, Que olvidado de gloria y de trofeo Yace embebido en la lascivia ardiente: Esto solo pretendo, esto deseo Volver á nuevo trato á nuestra gente, Que enmendado primero el que es amigo, Sujetaré mas presto al enemigo. Mario? Sale GAYO MARIO. Señor?
Palabra del Dia
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