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Actualizado: 7 de mayo de 2025


La artista se agarraba nerviosamente al brazo de su amante. No tengas miedo murmuró Rafael. Apóyate y salta... Poco a poco. ¿No querías oír al ruiseñor? Ahí le tenemos, escucha. Era verdad.

La inspiración huía, espantada por el ruido de las telas y la pegajosidad de los insectos. Le era imposible hacer nada, y acababa por pasearse nerviosamente, jurando que era un imbécil; hasta que Feli, molestada por su cólera, le rogaba que volviese a la calle en busca de distracciones.

Luego, encarándose con su esposo: Nada de esto sucediera si no fuese vuestra cobardía. Poco falta ya para que nuestros hijos se acuchillen en vuestras barbas. El hidalgo bajaba cada vez más la cabeza, y sus manos frotaban nerviosamente los brazos del sillón. Doña Urraca prosiguió: ¿Qué sangre villana lleváis en esas venas, señor, que no os deja volver por la honra de vuestra casa?

Y ahora repuso Quilito con la voz un poco alterada, dame la mano, Agapo, que quiero decirte adiós. Le estrechó la diestra, nerviosamente, y Agapo notó que la mano del sobrino estaba helada, y al resplandor de la hoguera, que moría, su semblante demudado y la misma mirada de demente de ahora poco.

Pero alzándose bruscamente comenzó a pasear con agitación por la estancia mientras decía gesticulando nerviosamente: ¿Y yo qué culpa tengo...? Quisiera, aun a costa de mi sangre, arrancarme de la imaginación estas escenas, pero ellas no quieren huir. Si por algunos momentos se eclipsan es para aparecer nuevamente más vivas, más crueles.

Baldomero dirigió a Ramona una mirada que era una indicación de alejarse, como lo hizo, y mientras Melchor se paseaba nerviosamente por delante de él le dijo, en tono humilde y tímido: Me dice don Lorenzo que se van... ¿Y...? ¡Qué se vayan! contestó Melchor casi gritando. Yo pensaba que no se iban a ir todavía, don Melchor. ¡Piense lo que le la gana! ¿Entiende?...

El bendito señor que la oía, enternecido de tanta desdicha, levantose de su asiento y dio algunos pasos para vencer su emoción. «Todo sea por Dios dijo liando nerviosamente otro cigarrillo . Noble criatura, su juventud de usted ha sido muy triste; ha nacido usted en un páramo...

Jacinto, tirando nerviosamente de su patillita rala, pensaba que aquel hombre se ponía muy fastidioso, cuando tomaba la palabra; contestaba con signos afirmativos a las disquisiciones del portugués, reservando su opinión para no caer en la polémica.

Un día es un día; hay que dar a la juventud lo suyo, y ella ¡ay! recordaba enternecida cuando el doctor Pajares era estudiante y se sentaba a su lado en la mesa. La merienda se animaba. Nelet había encendido la lámpara del comedor, y los moscardones y mariposas del vecino jardín, atraídos por la luz, aleteaban nerviosamente, chocando con la pantalla de porcelana.

El comandante, que estaba en el balcón junto al grande hombre, abrió los ojos con asombro y espanto, mientras le temblaban los bigotes, como si no pudiese contener una avalancha de frases de protesta. Pero el orador, uniendo la acción á la palabra, se había abrazado á él nerviosamente, desafiando con la mirada á un enemigo imaginario y dispuesto al fusilamiento. Además, era imposible hablar.

Palabra del Dia

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